[2] Aunque es sucesor del estilo visigodo, no puede decirse que el asturiano sea heredero legítimo suyo, pues no conserva sino accidentalmente alguno de sus elementos principales como es el arco en herradura, muy pronto se manifiesta con nuevos y originales elementos acaso importados de Oriente o de Lombardía que singularmente lo realzan y lo denuncian como precursor del románico.
En esta aparecen prácticamente todos los elementos del prerrománico asturiano, aunque en esencia sigue a lo visigodo.
Corresponde al periodo comprendido entre 791 y 842, reinado de Alfonso II, quien intentó emular a Toledo.
Este rey construye la Cámara Santa, único resto del recinto palatino que queda en la catedral de Oviedo.
Se trataría más bien de un templo monástico y no palatino, si bien que estaba reservada para el rey una tribuna en el transepto.
La decoración es netamente nórdica o germánica, con arcos muy peraltados y molduras talladas imitando obras en madera u orfebrería.
Sus características principales son el abovedamiento, la esbeltez de los soportes y la tribuna destinada al monarca.
Se debe destacar las jambas de sus puertas, que posiblemente incluyen una representación del propio monarca, cuya decoración anuncia el periodo románico.
Se incluye aquí el reinado de Alfonso III el Magno (866-910), que recibió influencias directas visigodas, debido al contacto con construcciones de ese período, al ser repoblada la península con el avance cristiano y el repliegue musulmán.
Este templo es el que más se aparta de las tradiciones del arte astur clásico.