Durante su reinado, los vikingos atacaron las costas cantábricas de Asturias, pero solo lograron dos pequeños asaltos en Gijón y La Coruña debido a la carencia de ríos navegables y grandes ciudades en el reino astur.
Esta ausencia fue aprovechada por el comes palatii y cuñado del rey, Nepociano, para hacerse ungir rey, apoyado por astures y vascones, quienes siempre se habían mantenido leales a Alfonso II.
Ramiro I buscó apoyo en Galicia, donde reunió un ejército, y avanzó hacia Oviedo.
Nepociano aguardó la llegada de Ramiro I en Cornellana, junto al río Narcea.
No obstante, las tropas de Nepociano se negaron a combatir y este tuvo que huir.
La problemática ascensión al trono hizo que las rebeliones de diversos nobles, descontentos con el rey Ramiro I, se propagasen.
Una de ellas, del prócer Piniolo, que fue condenado a muerte, junto con sus siete hijos, por Ramiro I.
[2] Asimismo, el monarca actuó con severidad contra los latrones, cuyo número aumentó durante su reinado, y contra los magos, de los que se supone que serían seguidores de ciertos cultos paganos todavía muy enraizados en algunas poblaciones aisladas.
Contrajo un primer matrimonio alrededor del año 820 con Urraca, cuya ascendencia se desconoce aunque su nombre indica que podría ser de origen godo o germánico (Ulrica)[4][5].
[b] Fruto del primer matrimonio del monarca, nació: Posteriormente, Ramiro I contrajo un segundo matrimonio, alrededor del año 842, fecha en que falleció el rey Alfonso II el Casto, con Paterna, quien según diversos autores era de origen castellano, pues consta en las crónicas de la época que, cuando falleció Alfonso II, Ramiro, que aún no había sido proclamado rey, se encontraba en tierras de Castilla preparando su segundo matrimonio.
[11][12] En ella, y según refiere la leyenda, las tropas asturianas derrotaron a las musulmanas.