Una pilastra, palabra proveniente del italiano pilastro,[1] es un pilar o columna, de base cuadrangular[2], adosado a un muro o pared.
La pilastra (palabra derivada de pilar) puede estar compuesta de los mismos elementos arquitectónicos que las columnas o pilares, como son base, fuste y capitel, según los diferentes órdenes arquitectónicos.
[1] Las primeras pilastras pétreas conocidas se erigieron en el complejo funerario del faraón Dyeser (Zoser), en la actual Saqqara, Egipto, como elemento semi-decorativo, sin perder su función estructural, imitando troncos vegetales agrupados —su inmediato precedente—, a modo de columnas adosadas al final de un muro.
Estos pilares tienen esta forma porque es un pilar que en cada una de sus cuatro caras se le ha «adherido» una pilastra que es continuación del «nervio» del arco correspondiente, conformando el conjunto esta forma de elementos nervados tan característicos del Gótico.
Como la finalidad decorativa de las pilastras era muy apreciada, va perdiendo su función sustentante, adosándose más al muro, incluso hasta encastrarse.