Hoy en día es una única parroquia con dos templos parroquiales -Santa Eulalia y Santa María- dedicados a la celebración de los Sacramentos con la comunidad cristiana.Las otras dos iglesias -San Juan y San Martín-, debido a la disminución de población religiosa, las grandes obras que necesitaban y la dificultad de encontrar donativos para su mantenimiento, en el siglo pasado fueron cerradas al culto y, desacralizadas, sus obras artísticas se trasladaron a esta iglesia, conformando así su museo parroquial.Esta iglesia de Santa Eulalia fue declarada Monumento Nacional en el año 1962, a la par que se iba gestando el museo parroquial que hoy contiene, inaugurado en el año 1964 y el primer museo parroquial de arte sacro fundado en España.Desde entonces las dos actividades, las celebraciones religiosas y la catequesis-contemplación del arte sacro, han convivido hasta nuestros días.El templo fue construido a lo largo de los siglos XII, XIII, XIV, XV y XVI.A mediados del siglo XVI se decide ampliar el templo por la cabecera, sustituyendo el anterior ábside gótico por uno de estilo gótico flamígero, que apreciamos en las bóvedas y pilares más complejos que el resto de la edificación, llegando a casi 19 metros de altura en esta bóveda.Por lo tanto, las tablas de pintura están realizadas sesenta años antes para otro retablo distinto al que hoy las contiene.Y en el remate se puede contemplar un Calvario muy original, ya que aparece Cristo acompañado de los dos ladrones y se trata de una obra atribuida a la escuela del genial escultor del renacimiento Alonso Berruguete.Pedro Berruguete nos narra episodios que suceden en un momento determinado, pero se inspira en personajes, costumbres, arquitecturas y modas del vestir propias de su tiempo, de finales del siglo XV.El Rey Ezequías, por ejemplo, está representado como un caballero noble castellano de la época en la que vivió el pintor.De aquí enlaza Pedro con los Evangelios, en el acontecimiento de La Anunciación, cuando el Ángel del Señor anuncia a María que ha sido elegida para ser Madre del Mesías; magistralmente nos muestra Pedro a Dios Padre enviando al Espíritu Santo para encarnar al Hijo, como poco autores han representado esta escena con tanto contenido teológico.Concluye el relato con el Nacimiento del Mesías, en el que a los pies del Niño Dios, como piedra angular de nuestra fe, nos deja escrito: “¡Señor mío y Dios mío!”.