Escuela sevillana de pintura

En tres periodos puede dividirse el desarrollo de la pintura barroca hispalense: uno inicial con artistas de 'transición como Juan del Castillo (m. circa 1657), Antonio Mohedano (m. 1626), Francisco de Herrera el Viejo (m. 1656), en quien aparecen ya muy manifiestos la pincelada rápida y el crudo realismo del estilo, y el clérigo Juan de Roelas (m. 1625), introductor del colorismo a lo veneciano y verdadero progenitor del estilo en la Baja Andalucía.

El S XVIII representa, siguiendo la tónica nacional, un momento de decadencia para la escuela pictórica sevillana.

El paisajista Manuel Barrón es un fiel representante del romanticismo, con tintes costumbristas, en la escuela sevillana.

La presencia en Sevilla del gibraltareño Gustavo Bacarisas (1873-1971) renovó el panorama artístico hispalense de los años de la Exposición Iberoamericana con el colorismo característico del citado maestro.

A esta generación, donde cabe agrupar también al dibujante Juan Lafitta, sigue otra, que recoge los nombres de José Martínez del Cid, Sebastián García Vázquez y Eduardo Acosta, aún activa tanto en lo profesional como en lo docente y de la que han desaparecido figuras como Juan Rodríguez Jaldón, José Comas Acosta y Rafael Cantarero.

De sus aulas han salido numerosos pintores que laboran hoy en las más dispares tendencias artísticas y que, como Eduardo Naranjo, Federico Delgado Montiel y Cristóbal Toral, integran las filas de avanzados movimientos vanguardistas.

Esta labor continuó luego y es bien fecunda en la actualidad como lo demuestran los nombres de J. A. García Ruiz y Francisco García Gómez, docentes ambos en el citado centro, Ascensión Hernán Catalina, Roberto Reina, José L. Pajuelo, Luis Montes, Álvarez Gámez, Barba Robles, Huguet Pretel, Lourdes Cabrera e Isabel Gisbert.

Retablo de la Virgen de los mareantes de Alejo Fernández, pintado en 1535 ( Alcázar de Sevilla ).
Niño riendo asomado a la ventana de Murillo, pintado hacia 1675, Londres , National Gallery .