Muy pronto, al mismo tiempo que trabajaba en las labores del campo, comienza a destacar en la pintura en la escuela de Fregenal.
Ambas instituciones, forman hoy parte del patronato de la Fundación Eugenio Hermoso-Legado Rosario Hermoso.
[1] Alumno de Gonzalo Bilbao y José Jiménez Aranda en Sevilla, en 1901 se trasladó a Madrid.
En 1906, desde Barcelona pasó a Italia: Génova, Pisa, Roma, Nápoles, Florencia, Venecia y Milán.
En 1910 se le concedió la encomienda de Alfonso XII por su lienzo Jugando a la soga[3] y asistió junto con Julio Romero de Torres, Anselmo Miguel Nieto, López Mezquita y otros a la Internacional de Barcelona, en la que obtuvo una primera medalla.
Juan Ramón Jiménez, con quien Hermoso mantenía gran amistad, escribe una carta elogiando su designación como director de la Academia.
Allí compartía espacio con Manuel Siurot, el fotógrafo Diego Calle, Manuel Garrido Perelló y otros escritores, poetas e intelectuales de la vida cultural onubense.
[6] Ese mismo año, 1917, nace su hija Rosario, a quien el pintor representará en numerosas obras y quien, al fallecer, dispondrá la creación de la Fundación.
Durante su estancia en Huelva, Hermoso tiene la oportunidad de recibir en su estudio en 1918 al universal pintor Joaquín Sorolla.
Para el centenario de Arias Montano había modelado el busto del célebre humanista del siglo XVI que se encuentra ubicada en la peña de Arias Montano (Huelva).
La Primera Medalla fue para su paisano y amigo Adelardo Covarsí, por El montero de Alpotreque.
Tras su fallecimiento, su hija Rosario Hermoso custodia algunas de sus obras más personales.