Daniel Vázquez Díaz

[3]​ Aunque existe una amplia bibliografía sobre él, han surgido discrepancias sobre muchos aspectos de su vida, debido especialmente a errores y equívocos del propio artista en sus declaraciones sobre sí mismo ante los medios.

Su obra se encuentra repartida por todo el mundo y tras su fallecimiento ha sido objeto de retrospectivas en importantes pinacotecas.

Participó en el Salón de Independientes e hizo una muestra en 1908 con Picasso en la Galería Rue Trouché.

Al artista malagueño lo había conocido por mediación de Paco Durrio, manteniendo con él una estrecha relación.

En su nuevo círculo se encuentran los intelectuales Rubén Darío, Manuel Machado y Amado Nervo.

Durante esa época siguió haciendo visitas periódicas a Nerva donde, ya célebre, se le dispensaron diversos homenajes.

En 1914 pintó su interesante obra Los ídolos, expuesta en el Museo Nacional de Tokio.

[9]​ Meses después llegó a París, ciudad donde permanecería durante nueve años.

Estas características transmiten una especial solemnidad a su obra, considerada en cierta medida por algunos autores como zurbaranesca, en la línea también de su paisano, amigo y coetáneo Eugenio Hermoso, con quien había realizado sus primeros estudios en Sevilla y en Madrid.

En 1918 expuso en Madrid en el Salón Lacoste y fue criticado por los clásicos acusándosele de «extranjero» dada su formación foránea.

[11]​ Comienza así un periodo de éxitos que le lleva a exponer en Bilbao, Portugal, Barcelona, Francia e Inglaterra.

Tras la contienda siguió impartiendo su magisterio a autores como Rafael Canogar y Agustín Ibarrola.

En 1962 expuso en la Sala Quixote y realizó el que sería su último cuadro.

Vázquez Díaz dedicó gran parte de su obra al retrato, estilo con el que se encontraba cómodo desde sus primeros trabajos.

Esa estancia le permitió trabajar un paisajismo recurrente, con el que intentó reflejar la realidad de la luz y el ambiente vasco desde la óptica impresionista, que tan bien conocía de su estancia en París.

Pocas obras pueden resumir más su creación que los frescos de La Rábida (Huelva).

Para muchos investigadores, Vázquez Díaz consigue con esta obra enlazar las aportaciones del portugués Nuno Gonçalves con los frescos bajo medievales y primer tramo del Renacimiento,[31]​ aunque posteriormente el franquismo utilizó la obra como referencia para una pretendida «estética nacional».

[33]​ Sin existir relación formal es interesante el paralelismo de esta obra con el cercano Monumento a Colón, realizado en 1929 por Gertrude Vanderbilt Whitney al abordar ambos la misma temática a través de una interpretación personal del cubismo.

Vázquez Díaz nació en la actual Nerva , un lugar en la que la problemática laboral de las minas de la Cuenca Minera favoreció en cierto modo el pensamiento más revolucionario. Pese a ello este tema no aparece en la extensa obra pictórica del autor.
Vázquez Díaz optó por el retrato de resonancias cubistas para inmortalizar a los que él consideraba grandes personalidades de su tiempo. En la imagen: Picasso , retratado por Juan Gris , 1912, óleo sobre lienzo, 93,4 x 74,3 cm, Instituto de Arte de Chicago .
El ambiente, los colores del Bidasoa impactaron fuertemente en la obra de Vázquez Díaz.
Mural izquierda: " Cristóbal Colón con los frailes del Monasterio"
Mural central: "Los heroicos marinos de Palos y Moguer"
Mural derecha:"Partida del Puerto de Palos ".