Se realizó para dar muestra del hermanamiento entre España, Hispanoamérica, Estados Unidos, Portugal y Brasil.
[3] La prensa local acordó premiar al mejor productor del certamen con un artículo sobre su figura y sus productos.
[11] Posteriormente, se sumaron al apoyo otros políticos y personalidades locales.
El Comité editó un mapa con la zona del recinto, en la cual se señalaban las masas de arbolado que, según Forestier, era preciso respetar.
[31] En mayo de 1912 el propio Aníbal González planteó algunos retoques a su proyecto.
Hizo que la avenida de la Raza fuese paralela al Guadalquivir y trasladó el pabellón Real al Huerto de la Mariana, donde estaban ya planificados otros dos pabellones.
Como sus aportaciones no eran escuchadas empezó a publicar artículos en contra del Comité Ejecutivo.
En dicha asamblea se propuso que Barcelona acogiese una Exposición Iberoamericana a la mayor brevedad, sin tener presente el proyecto sevillano.
En previsión de que nadie disputase las inversiones, en el acuerdo con el Gobierno español realizado por la Comisión sevillana se acordó que el Estado no financiaría ninguna otra muestra entre 1910 y 1914,[37] con excepción de la Exposición de Bilbao, que había sido acordada con anterioridad.
[41] El Comité parecía optimista con respecto a la celebración de la muestra en 1914.
[45] En 1912 la desafección ciudadana sobre la organización del evento se centró en criticar al Comité Ejecutivo, que acabó bastante desprestigiado.
Días después adjudicaron las obras del pabellón de Bellas Artes, a Fernández Palacios, y del pabellón de Industrias y Artes Decorativas, a José Bernedo.
En febrero de 1914 se nombró a un nuevo Comité Ejecutivo, con Rodríguez Caso como Comisario General, subdividido en cinco comisiones.
[54] En 1919 el binomio Ayuntamiento-Comité negoció un préstamo con un banco de Madrid y pidió otra subvención al Estado.
Este edificio, una vez concluida la muestra, sería donado a la Universidad de Sevilla.
González estaba en desacuerdo con Cruz-Conde en diversos aspectos y dimitió en el verano de 1926.
En dicho encuentro el monarca dijo que Sevilla era, por su historia, la ciudad más apropiada para albergar un evento de ese tipo.
[67] Posteriormente, salió al balcón del patio de la Montería, donde fue recibido con vítores por los vecinos que ahí se concentraban.
[76] En 1921 se quitó una estructura metálica conocida como la Pasarela, entre la calle San Fernando y la avenida de Menéndez Pelayo.
También se realizó un ensanche en la calle San Jacinto del barrio de Triana.
Concurrieron al certamen los países hispanoamericanos de Argentina, Chile, Guatemala, Uruguay, Perú, Colombia, México, Cuba, República Dominicana (con el pabellón de Santo Domingo) y Venezuela (con un pabellón provisional).
[80] El presidente portugués António Óscar de Fragoso Carmona visitó ambos pabellones en 1929.
Fue acogida con júbilo por la población, aumentando el sentimiento americanista y español.
Estos trenes tenían capacidad para 300 ocupantes y siguieron usándose unos años después de la muestra.
[88] Los trenes fueron bautizados con los nombres Sevilla, la Pinta, la Niña y la Santa María.
[88] El Comité Ejecutivo convocó en 1916 un concurso para la realización del Gran Hotel Alfonso XIII.
[98] El hotel Majestic, diseñado por José Miguel de la Quadra-Salcedo, fue construido entre 1927 y 1929.
[102] El Palace Hotel Eritaña, diseñado por Gabriel Lupiáñez Gely, tenía 500 habitaciones.
[101] El American Palace, diseñado por Fernando Guerrero Strachan, tenía 639 habitaciones.
[54] Se han calculado 158 914 viajeros extranjeros alojados en hoteles en 1929, lo que supondría un incremento del 126% con respecto a 1928.