La partida inicial fue de 50.000 pesos pero finalmente debió ampliarse a 160.000.
Cuba, en un primer momento, participaría con cierto "complejo de inferioridad" alegando no tener una típica arquitectura nacional.
Esto lo suplieron con unos buenos materiales y creando un edificio con un aire colonial.
El Pabellón fue diseñado por los arquitectos cubanos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas.
El interior tiene unos buenos acabados en madera en los faroles y las escaleras, así como elaborados artesonados.