[2] Entre la veintena europea de naciones que oficialmente participaron estaban países como Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Hungría, Italia, Noruega, Rumanía y Suiza.
[3] La Exposición dejó numerosos edificios e instalaciones, algunos de los cuales se han convertido en emblemas de la ciudad, como el Palacio Nacional, la Fuente Mágica, el Teatro Griego, el Pueblo Español y el Estadio Olímpico.
Debido al auge de la industria eléctrica desde finales del siglo XIX se pensó realizar una Exposición de Industrias Eléctricas, prevista inicialmente para 1917, aunque se retrasó debido a la Primera Guerra Mundial.
[4] En 1915 se presentó un primer anteproyecto a cargo de Puig i Cadafalch, que se dividió en tres proyectos más concretos, cada uno encargado a un equipo de arquitectos: Puig i Cadafalch —con Guillem Busquets— se reservó la parte baja de la montaña, destinada a la Sección Oficial; Lluís Domènech i Montaner y Manuel Vega y March se encargaron de la parte alta de la montaña, destinada a Sección Internacional; y Enric Sagnier y Augusto Font Carreras desarrollaron el sector de Miramar, destinado a una posible Sección Marítima del certamen que finalmente no se llevó a cabo.
Igualmente, se construyó un funicular para acceder hasta lo alto de la montaña, así como un transbordador aéreo para acceder a la misma desde el puerto de Barcelona, aunque fue inaugurado posteriormente (1931).
El cambio de objetivo hizo que se reorganizase la Exposición dedicándola a tres vertientes: la industria, los deportes y el arte.
[8] El desarrollo posterior del certamen evidenció una gran variedad estilística en los edificios construidos por diversos arquitectos, algunos fieles al novecentismo imperante en la época, pero otros recurrentes a tendencias historicistas y eclécticas que pervivían desde finales del siglo XIX, con especial influencia del arte barroco español.
La fachada destaca por un gran frontón clásico decorado con pinturas al fresco de Francesc d'Assís Galí, que también pintó unos plafones para la galería de entrada junto a Josep Obiols y Manuel Humbert.
A los lados se sitúan unos torreones con esculturas alegóricas de Enric Casanovas.
En su interior destacaba el expositor de la seda, promovido por Alemania y diseñado por Ludwig Mies van der Rohe y Lilly Reich, un espacio diáfano de estructura neoplasticista donde, mediante una hábil distribución del espacio, se conseguía el efecto de un espacio abierto por todos sus lados.
[23] Obra de Eusebi Bona y Francisco Aznar, se encontraba entre la avenida de la Reina María Cristina, la avenida Rius i Taulet y la plaza del Universo.
Derribado tras la Exposición, en su lugar se construyó el actual Palacio de Congresos.
[24] Llamados inicialmente del Arte Moderno y de la Arquitectura, son obra de Josep Puig i Cadafalch, situados simétricamente junto a la Fuente Mágica, a los pies del Palacio Nacional.
De estilo clasicista inspirado en el Renacimiento español, tiene planta rectangular con dos cuerpos laterales y uno posterior cuadrado, con una gran cúpula elíptica en la parte central.
[26] En su Salón Oval se efectuó la ceremonia de inauguración, presidida por Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia.
[29] Dedicado a las revistas y diarios publicados en la época en Barcelona, fue obra de Pere Domènech i Roura.
De estilo gótico-plateresco, la fachada principal tenía forma cóncava, con una torre central y dos cuerpos laterales simétricos con una crestería almenada, rematados en sus extremos por torreones.
El edificio era de planta rectangular, con una cúpula octogonal inspirada en el Renacimiento italiano.
Estaba situado en un terreno inicialmente previsto para instalar un campo de aviación, que finalmente no se construyó.
Disponía de campos para la práctica del fútbol y otros deportes, junto a las pistas dedicadas al atletismo e instalaciones para diversos deportes como boxeo, gimnasia o esgrima, así como pista de tenis y piscina.
La fachada principal era de aire monumental, con una cúpula y una alta torre rematada por un templete.
Se realizó una decoración escultórica donde destacaban los Jinetes haciendo el saludo olímpico, dos esculturas ecuestres en bronce de Pablo Gargallo.
El edificio fue remodelado por los arquitectos Vittorio Gregotti, Federico Correa, Alfons Milà, Joan Margarit y Carles Buxadé para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Una obra que tuvo mucho éxito de público fue el Pueblo Español, pequeño recinto que recoge en su interior reproducciones de distintos ambientes urbanos y arquitectónicos de todo el conjunto del territorio nacional, en un ambiente que va desde la evocación folklórica hasta la más estricta recreación arqueológica.
El recinto está dividido en seis áreas regionales: castellano-extremeña, vasco-navarra, catalán-valenciana-balear, andaluza, aragonesa y gallega, en torno a una plaza Mayor y rodeado por una muralla (réplica de la de Ávila).
[95] Junto al Pueblo Español se construyeron unas pistas de tenis de tierra batida y un chalet-sede social, en las que se celebraron diversas actividades deportivas durante el certamen.
En 1951 se trasladó a las instalaciones la Real Sociedad de Tenis Pompeya, que las viene utilizando hasta la actualidad.
[96] Este parque fue desmontado tras la Exposición, pero debido a su éxito surgió la iniciativa de instalar otro permanente en su lugar.
Tenía unas diez atracciones, entre las que destacaba una montaña rusa llamada Bug, así como una pista de patinaje y diversos juegos, como la Carioca, la Ninfa, el Cupido o el Mono de la Suerte.
[100][101] La gran mayoría de las delegaciones participaron en el Jamboree Mundial celebrado un mes antes en Birkenhead, Inglaterra.