La Familia Real lo usó como lugar de reposo, para las colaciones y el té, así como para recibir a los huéspedes ilustres que visitaron la exposición.El Ayuntamiento dio su visto bueno y desde ese momento se conoce al Pabellón Real de Montjuic como Palacete Albéniz.Dicho busto fue esculpido por los escultores barceloneses Enric Casanovas y Mateu Fernández Soto.[6] Tras permanecer cerrado y desocupado durante la Segunda República y la Guerra Civil, en 1952, el palacete sirvió de alojamiento al cardenal Angelo Dell'Acqua, Legado Pontificio, que acudió a Barcelona con motivo del XXXV Congreso Eucarístico.[8] El alcalde Porcioles decidió que el interior se decorase con pinturas de los artistas más representativos del arte catalán contemporáneo, como Ramón Martí Alsina, Ramón Casas, Joaquín Mir o Santiago Rusiñol entre otros, así como con muebles de la Colección Plandiura.Asimismo, varias salas del pabellón, tanto en decoración como en mobiliario, eran reproducciones de otras existentes en los Reales Sitios.Corresponde al pabellón cuadrangular construido durante la Exposición Universal por el arquitecto de la Casa Real, Juan Moya.