Como las otras "casitas" edificadas por Carlos IV, la de El Pardo también se inspiraba en los casinos italianos o los ermitages franceses, es decir, era un palacete de recreo destinado a pasar el día, pero no a residir en él.
Esto explica la ausencia de dormitorios en el interior del edificio.
[1] En los primeros años del siglo XXI se procedió a una rehabilitación.
El palacete está construido en materiales de granito y ladrillo y se dispone en cinco cuerpos principales, en los que prevalece la horizontalidad sobre la verticalidad.
Junto a la fachada principal se extienden unos jardines neoclásicos de trazado hipodámico, separados del edificio por una vía asfaltada realizada en el siglo XX.