Su obra expresa su afecto por el paisaje rural del Campo de Tarragona y su profunda religiosidad.
Colaboró con los arquitectos Antoni Maria Gallissà (1901-1902), Josep Font i Gumà (1902-1904) y Antoni Gaudí (1852-1926), con quien puede decirse que más que un discípulo llegó a ser su colaborador personal y de confianza (compartieron incluso vivienda en las obras de la Sagrada Familia).
Durante la Guerra Civil (1936-39) se refugia en Sant Joan Despí, donde protegerá personalmente a algunos perseguidos como el sacerdote Pedro Simó.
Tras la guerra pasa por graves problemas económicos, si bien continuó dando clases en la Escuela de Barcelona (a arquitectos como Coderch o Bohigas).
Sus contribuciones al arte, además de las arquitectónicas (viviendas, iglesias, etc) se centran en la pintura y en el diseño.