Había sido residencia del conde Eusebi Güell, el cual había construido un palacete de aire caribeño, proyectado por Joan Martorell, mientras que Antoni Gaudí se encargó del muro de cerca y los pabellones de portería.
En 1918 Güell cedió la casa y parte de los jardines a la Corona, por lo que se acometió una nueva remodelación para convertirla en Palacio Real.
Está formado por un cuerpo central de cuatro plantas, con una capilla en la parte posterior, y dos alas laterales de tres plantas que se abren en curva a la fachada principal.
Derribado tras la Exposición, en su lugar se construyó el actual Palacio de Congresos.
[5] Para la misma Exposición construyó el Pabellón de la Compañía Hispano-Suiza, situado en el mirador frente al Palacio Nacional.