[134] La ciudad fue durante la Edad Media un importante enclave comercial, tanto por su situación entre Francia y los dominios musulmanes —que fue disminuyendo conforme avanzaba la Reconquista—, como en su proyección hacia el mar.
Inicialmente, esta asamblea contaba con doscientos jurados, pero, en 1265, fue reducida a cien, dando nombre al gobierno municipal desde entonces: Consejo de Ciento, que perduró hasta 1714.
[161] Desde 1333, primer año de hambre debido a unas malas cosechas, se sucedieron los desastres: en 1348 la peste negra asoló la ciudad, reapareciendo cíclicamente hasta finales del siglo XV: 1363, 1371, 1396, 1410, 1429, 1439, 1448, 1466, 1476, 1483, 1494 y 1497.
La ciudad seguía encorsetada en sus murallas —la única ampliación fue en la playa, el barrio de La Barceloneta—, pese a que al final del período tenía casi 100 000 habitantes.
[237] Desde la unión de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos, Barcelona perdió la primacía que tenía durante la época medieval, una vez trasladada la corte e instaurada una lugartenencia para el gobierno del Principado.
Entre los compositores más afamados cabe mencionar a: Pere Alberch, Joan Pau Pujol, Lluís Vicent Gargallo, Francisco Valls y Carles Baguer.
En 1855, con motivo de la ejecución del dirigente obrero Josep Barceló, se declaró la primera huelga general, al tiempo que una revuelta ciudadana fue violentamente sofocada por el gobernador militar.
[394] En el terreno administrativo, en este siglo se realizaron numerosas divisiones, la mayoría efectuadas por motivos políticos, ya que los distritos marcaban también las circunscripciones electorales.
[428][nota 21] La literatura del último cuarto de siglo estuvo dominada por tres grandes figuras, cada una en un género distinto: en poesía, Jacinto Verdaguer (L'Atlàntida, 1877; Canigó, 1886); en teatro, Ángel Guimerá (Mar i cel, 1888; Terra baixa, 1896); y, en novela, Narcís Oller (La papallona, 1882; La febre d'or, 1893).
[437] La pintura neoclásica tuvo un primer momento de influencia francesa debido a la presencia del artista provenzal Joseph Flaugier, mientras que luego se encuentran nombres como Vicente Rodés y Salvador Mayol.
[439] El romanticismo se dio especialmente en las artes visuales: la pintura romántica tiene su primera figura capital en Luis Rigalt, además de Claudio Lorenzale y Pelegrín Clavé.
Aunque en principio no tenía ninguna connotación reivindicativa ni patriótica, fue adoptada como himno nacional por el catalanismo, sin reconocimiento oficial hasta su consagración por la Generalidad en 1993.
[470] Esta nueva burguesía iría ascendiendo hasta casi desplazar a la antigua aristocracia terrateniente, al adquirir títulos nobiliarios —muchas veces comprados—, como sería el caso del fabricante textil Juan Pablo Canals, nombrado en 1777 barón de Vallroja por Carlos III.
Ello se reflejó principalmente en dos componentes culturales que, pese a no tener tradición en la Ciudad Condal, arraigaron hondamente desde entonces: la sardana y los castells.
Sin embargo, la firme resistencia organizada por los Mozos de Escuadra, la Guardia Civil —que se mantuvo fiel a la República— y las milicias urbanas, provocaron el fracaso del levantamiento en la Ciudad Condal.
El general Manuel Goded, que había volado desde Mallorca para hacerse cargo del gobierno rebelde en Cataluña, fue detenido y posteriormente fusilado.
[580] La construcción de viviendas se llevó a cabo, en muchos casos, sin una planificación urbanística previa, y utilizando materiales baratos que, con los años, provocarían problemas varios, como la aluminosis.
También existía una clase media formada por comerciantes, pequeños propietarios, funcionarios y profesionales liberales, que en general toleraba el franquismo pero no comulgaba totalmente con sus ideas.
Sin embargo, su abstención en una votación municipal para subvencionar la enseñanza del catalán provocó su caída, y el nuevo alcalde, Joaquín Viola, revirtió la política dialogante de su predecesor.
El nuevo espacio se dedicó al ocio, con la creación del centro lúdico Maremagnum, unido a tierra por la rambla de Mar, un puente pivotante diseñado por Helio Piñón y Albert Viaplana.
Posteriormente, se produjo un fuerte incremento en el tránsito del siglo XX al XXI, la mayoría originarios de Ecuador, Perú, Marruecos, Colombia, Argentina y Pakistán.
[701] En arquitectura, cabe citar en este período nombres como Josep Llinàs, Enric Miralles, Carlos Ferrater, Elías Torres, José Antonio Martínez Lapeña, Helio Piñón y Albert Viaplana.
Otros autores destacados son: Xavier Rubert de Ventós, Eugenio Trías, Norbert Bilbeny, Salvador Pániker, Raimon Panikkar y Lluís Maria Xirinacs.
[735] En música, el siglo comenzó con una cierta pervivencia del modernismo nacionalista, representado por Enric Morera, Jaume Pahissa, Cristòfor Taltabull y Joan Lamote de Grignon.
Durante la dictadura franquista destacaron fotógrafos como Francesc Català Roca, Ramón Masats, Xavier Miserachs, Joan Colom, Oriol Maspons, Leopoldo Pomés y Eugeni Forcano.
[754] En los años 1960 surgió la llamada Escuela de Barcelona, con directores como Vicente Aranda, Jacinto Esteva, Jaime Camino, Pere Portabella, Joaquim Jordà y Antoni Ribas.
[756] En el terreno de la interpretación, cabe destacar a Rafael Bardem, Alberto Closas, Aurora Redondo, Emma Cohen, Amparo Baró, Adolfo Marsillach, Fernando Guillén, Carlos Larrañaga, Lluís Homar, Juanjo Puigcorbé, Rosa Maria Sardá, Eduard Fernández, Loles León y Ariadna Gil.
En 1940 se creó la Editorial Bruguera, que dio origen a toda una escuela de historietistas, como Escobar, José Peñarroya, Manuel Vázquez, Guillermo Cifré y Francisco Ibáñez.
Aun así, no llegó a la mayoría absoluta, cosa que sí consiguió el bloque independentista formado por Junts per Catalunya, ERC y CUP.
[841] También se habilitaron espacios tanto públicos —especialmente pabellones deportivos— como privados —sobre todo hoteles— para ampliar las plazas hospitalarias disponibles, al encontrarse los hospitales prácticamente saturados.