La guerra contra Francia, que había comenzado en 1635, ocasionó fuertes tensiones entre la monarquía española y Cataluña: los franceses habían amenazado repetidamente la fortaleza de Salses y el Conde-Duque de Olivares creía que los catalanes ponían poco empeño en la defensa de su propio territorio al no aportar los recursos necesarios.
Por otra parte, la presencia de los tercios en Cataluña había supuesto incidentes sin fin en los pueblos que debían alojarlos: los militares españoles exaccionaban, sobornaban o violaban en aquellas casas en las que habían sido alojados.
El 22 de mayo, los rebeldes entraron en Barcelona, consiguiendo liberar al diputado Tamarit, retirándose poco después.
Los sublevados acuden a casa del virrey gritando viva el rey y muera el mal gobierno.
El virrey consigue llegar a la playa, pero allí, herido y extenuado, es apuñalado.