Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias, en su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana con cierto aire naïf, como lo es su conocido cuadro La Masía del año 1920.
[4] Al quedar libre del contrato con su marchante Pierre Loeb, Miró decidió volver con la familia a Barcelona, realizando estancias intermitentes en Mallorca y en Montroig.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial el ambiente en París era cada vez más tenso.
Pasaron alguna temporada en una casa ofrecida por su amigo el arquitecto George Nelson en Varengeville-sur-Mer en la costa de Normandía; se encontró bien en la zona, pues le acercaba más a la naturaleza tal y como estaba acostumbrado en Mallorca o en Montroig, y terminó alquilando una casa.
Estudió Comercio, según deseo de su padre, para tener una preparación y conseguir ser “alguien en la vida”.
Cuando regresó a Barcelona, ya tenía la firme resolución de ser pintor, y aunque con reticencias, también contaba con el permiso paterno; ingresó en la Academia de arte dirigida por Francesc d'Assís Galí, donde conoció las últimas tendencias artísticas europeas a la que acudió hasta su cierre en 1915.
[12] Durante los años 1921 y 1922 realizó La masía, que es la obra culminante de esta época «detallista».
[15] A Miró le sirvió principalmente para abandonar su época detallista y sintetizar los motivos ya apuntados en esa etapa.
Así se aprecia en Tierra labrada, con clara alusión a La masía, pero con elementos surrealistas como el ojo y una oreja junto al árbol de la pintura.
En Cabeza de fumador, la influencia se ve en la síntesis empleada para la descripción del personaje.
La inauguración se realizó a media noche, cosa nada frecuente en aquella época, mientras en el exterior, contratada por su amigo Picasso tocaban los compases de una sardana una orquesta de músicos; los visitantes, tenían que entrar a la sala, por turnos, completamente llena.
[17] En 1926, Joan Miró colaboró con Max Ernst en diseños para los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev, en la obra Romeo y Julieta.
Interior holandés III, inspirada en otra obra del mismo autor, Mujer joven en el baño.
Miró usa un humorismo gráfico trágico, sacrílego y herético que con un genio quijotesco transforma con su pincel la obra de Sorgh.
Los perros y gatos toman la mayor parte del espacio, mientras que los objetos inanimados se reducen a sus detalles.
[22] Fue entonces cuando Georges Hugnet explicó que Miró solo puede defenderse con las armas propias de él, la pintura: A partir de aquí Miró dibujó y se dedicó intensamente a otra alternativa, el collage, que no realizó como habían hecho los cubistas recortando el papel con cuidado y encajándolo en el soporte, sino que sus formas son sin precisión y después de enganchadas en el soporte deja los bordes al aire y los enlaza con un grafismo; su búsqueda no es inútil, le abre las puertas a las esculturas que realizará a partir de 1930.
En 1930 expuso en la galería Pierre esculturas-objetos y seguidamente la primera exposición individual en Nueva York con pinturas de los años 1926-1929.
Realizó sus primeras litografías para el libro L’Arbre des voyageurs de Tristan Tzara.
para un sello postal, destinado a ayudar al gobierno republicano español; pero finalmente el sello no se emitió y el diseño se estampó en pochoir (estarcido) para un número de dicha revista.
En este pabellón expusieron también los artistas Picasso con Guernica, Alexander Calder con la Fuente de mercurio, Julio González con la escultura Montserrat, Alberto Sánchez también con una obra escultórica El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella y Miró que realizó El segador, representando al payés catalán con la hoz en un puño en actitud revolucionaria, simbolizando la colectividad de todo un pueblo en lucha; esta obra desapareció al fin de la exposición, cuando fue desmontado el pabellón.
[28] En las constelaciones, la iconografía quiere representar todo el orden del cosmos, las estrellas hacen referencia al mundo celestial, los personajes simbolizan la tierra y los pájaros son la unión de ambos.
[30] A partir del año 1960, Miró entró en una nueva etapa, donde se refleja la soltura en la forma de trazar los grafismos con una gran simplicidad, propio de la espontaneidad infantil; los gruesos trazos son realizados con el color negro, en sus telas se ven goteos de pintura y salpicaduras, aludiendo en sus temas repetidamente a la tierra, el cielo, los pájaros y la mujer y con colores primarios.
[31] En 1946 trabajó en esculturas para fundición en bronce que en algunas ocasiones fueron cubiertas con pintura de colores vivos.
En la escultura le interesó buscar volúmenes y espacios e incorporar objetos cotidianos o simplemente encontrados, piedras, raíces, cubiertos, tricornios, llaves de agua, que funde a la cera perdida.
Así formó en 1967 El reloj del viento que realizó con una caja de cartón y una cuchara, fundidas en bronce y ensambladas, constituyendo un objeto escultórico que solo mide la intensidad del viento.
[32] Construyó junto con Josep Llorens i Artigas una gran escultura de cerámica La diosa del mar que la sumergieron en Juan-les-Pins.
A partir de 1965 realizó gran cantidad de esculturas para la Fundación Maeght en Saint-Paul-de-Vence, entre ellas están el Pájaro lunar, Pájaro solar, Lagarto, Diosa, Horquilla y Mujer con el cabello revuelto.
Por todo su exterior se encuentra recubierta con cerámica de colores rojos, amarillos, verdes y azules (los más comunes del artista) tratados como trencadís.
El equipamiento resultante fue, durante muchos años, paradigma de la modernidad y la independencia artística.
Dispone de hojas informativas con los lugares del entorno donde Miró se inspiró para sus primeros temas pictóricos.