René Magritte

De acuerdo a la leyenda, Magritte, quien entonces tenía 13 años, estaba presente cuando el cuerpo fue recuperado del agua, pero recientes investigaciones han desacreditado tal historia.

En 1923 participa con Lissitzky, László Moholy-Nagy, Lyonel Feininger y Paul Joostens en una exposición en el Círculo Real Artístico.

En 1927 se establece en las cercanías de París y participa, durante los tres años siguientes, en las actividades del grupo surrealista (sobre todo, se relaciona con Éluard, Breton, Arp, Miró y Dalí).

En 1930 regresa a Bruselas huyendo del ambiente polémico parisino, y allí pasa tranquilo el resto de sus días.

El espejo falso (1928) explora la misma idea: el ojo, como un falso espejo, reflejando las nubes blancas y el cielo azul pintados de forma realista; en este cuadro introduce el tema del paisaje ilusionista, interpretado en clave pictórica, alejado de toda intención naturalista.

Magritte explora en toda su obra el problema del espacio real frente a la ilusión espacial, que es el trasunto de la pintura misma.

Sin embargo, la respuesta de la crítica fue, en general, hostil hacia estas obras, y Magritte volvió a su estilo anterior.

Son característicos de los años cincuenta los cuadros en los que tanto figuras interiores como paisajes y objetos aparecen convertidos en roca.

"Las formas básicas y los temas, sin embargo, continúan la fantasía del lugar común durante los años sesenta.

Una escena urbana nocturna a la que se le superpone un cielo azul con nubes de atardecer flotando; carreras de jockeys en coches y por habitaciones; o una elegante amazona paseando por un bosque mientras es segmentada por los árboles.

En los dos decenios sucesivos recibe numerosos encargos para la ejecución de pinturas murales en Bélgica.

Desde 1953 expone frecuentemente en la galería Alexander Iolas de Nueva York, París y Ginebra.

Magritte siempre fue muy independiente, manteniendo sus ideas y principios artísticos por encima de modas o intereses grupales.

Sus cuadros, por lo general, carecen de la complejidad, el dramatismo o la apariencia convulsa de otras obras surrealistas, y presentan a menudo guiños o referencias a la pintura tradicional.

A lo largo de los siglos, los sucesivos propietarios lo han transformado en hotel, joyería y, finalmente, en museo.

En 1951, las fachadas y los pórticos que bordean la Place Royale fueron reconocidos por su interés arquitectónico e histórico y quedaron definitivamente protegidos de cualquier modificación mediante una orden de clasificación en la lista del patrimonio belga.

Museo Magritte