En cuanto al apoyo al arte joven, Miró se fijó en el Institute of Contemporary Arts (ICA) de Londres, que conocía bien gracias a su amistad con Roland Penrose, uno de los fundadores.
[...] La Fundación Joan Miró responde al impulso de una burguesía media alta, liberal, culta y profesional.
Fue el mismo Miró quien eligió los miembros del primer patronato, con Maria Lluïsa Borràs como secretaria general (1971-1975).
Hasta el momento los museos se entendían como un lugar más adecuado por el coleccionismo y el conocimiento especialista que no como un lugar de descubrimiento y promoción de nuevos talentos.
[8] Con los años se han ido realizando exposiciones temporales tanto de artistas de renombre del siglo XX como Alexander Calder, Chillida, Magritte, Rothko, Tàpies o Saura, entre muchos otros, como propuestas más arriesgadas - Greenaway, Pipilotti Rist - siempre dedicando una especial atención a los creadores más jóvenes, que tienen en el Espai 13 su espacio expositivo.
Esta ampliación fue dirigida por Jaume Freixa -discípulo de Sert, con quien había trabajado durante muchos años en Harvard (Massachusetts) - quien usó un estilo continuista con el proyecto inicial.
El centenario ayudó a cambiar la percepción que el gran público tenía sobre la obra de Miró.
Este gesto permitió reunir otros conjuntos de obras que se pueden volver a exponer juntas, como Cabello perseguido por dos planetas (1968) y Gota de agua sobre la nieve rosa (1968) o Mujer, pájaro I, II, III, (1972-1973), entre otros.
También se recuperó la circulación diseñada inicialmente por Sert, establecida en torno a un patio central que permite al visitante no tener que duplicar recorridos y mantener un contacto permanente con la naturaleza y la ciudad, visible a través de los ventanales.
El fondo se creó principalmente con una donación del propio Joan Miró, quien dio muchas de las obras que entonces tenía en su taller.
Cabe destacar que en Cataluña en aquella época aún no existía ninguna colección pública de arte contemporáneo.
Van formar parte personalidades como Pierre Matisse y Pasqual Maragall, entre otros.
[13] La colección está formada por obras de artistas como Pierre Alechinsky, Balthus, Alexander Calder, Marcel Duchamp, Max Ernst, Julio González, Wifredo Lam, Fernand Léger, Henry Moore, Claes Oldenburg, Robert Rauschenberg, Antonio Saura, Yves Tanguy o Antoni Tàpies, entre otros.
De esta manera, los visitantes recorren las salas de manera casi involuntaria recorriendo el perímetro interior del edificio, sin dejar ningún rincón olvidado y evitando pasar en repetidas ocasiones por un mismo lugar.
Entre los diferentes elementos del edificio, cabe destacar: La exposición permanente en curso fue remodelada en abril de 2016.
Colección, la exposición ocupa una superficie de 1.558 m² y se presenta en las salas que Joan Miró y el arquitecto Josep Lluís Sert proyectaron juntos para acoger las obras del artista.
El Autorretrato (1937-1960), una obra en dos tiempos, abre la muestra sintetizando dos de los ejes de la nueva presentación: por un lado, el paso del paisaje individual al símbolo universal, y por otro, el proceso creativo del artista, que somete su obra a una revisión constante.
Sin embargo, este anhelo sólo se llegará a materializar mediante la revisión constante de esta creación, en diálogo con las vanguardias parisinas, una idea que recoge el segundo ámbito, Más allá de la pintura.
Estos textos se ofrecen al visitante en cuatro idiomas: catalán, castellano, inglés y francés.
«Sin ver obras», le remarcaba el artista al arquitecto en una carta donde comentaban el proyecto, en 1968.
En concreto, un mural conceptual traza una constelación con las relaciones artísticas, personales, sociales e históricas más significativas para comprender y contextualizar la obra de Joan Miró.
[14] Estas exposiciones se combinan con las muestras dedicadas a los ganadores del Premio Joan Miró, que tienen lugar cada dos años.
Joan Miró quiso siempre que la Fundación reservara un espacio para los artistas más jóvenes.
[14]En la década de 1990, los ciclos fueron organizados por curadores emergentes como Frederic Montornès, Mònica Regas o Ferran Barenblit;[16] en la década de 2000, les tomaron el relevo Martí Manen,[17] Grazia Quaroni o Montse Badia;[18] y más recientemente Ane Agirre y Juan Canela.
Se trata de una documentación sobre pintura, escultura, instalaciones, dibujo, grabado, diseño, arquitectura, urbanismo, video, fotografía, cine, etc.
Cabe destacar el fondo sobre surrealismo, movimiento profundamente ligado a la trayectoria artística de Joan Miró.