En aquel entonces el país se hallaba sumido en la Guerra civil española, por lo que el pabellón, que representaba al régimen constitucional republicano, sirvió como instrumento informativo en busca del apoyo de las potencias aliadas a la liberación de España frente a la sublevación del ejército.
Construido en un tiempo récord, tuvo que adaptarse a un terreno irregular, con pendiente y debiendo respetar los árboles del entorno.
Según Sert, «el pabellón tuvo que hacerse corriendo, todo con materiales en seco, como una casa desmontable, una estructura de acero vista y pintada en dos colores».
En principio suscitó una gran polémica, ya que muchas personas esperaban un cuadro más descriptivo, en consonancia con el realismo socialista de la época.
Incluso se planteó la posibilidad de cambiar el cuadro por una obra más realista llamada Madrid, 1937, de Horacio Ferrer, expuesta en la segunda planta del pabellón; pero la prensa internacional alabó el Guernica como una obra maestra, por lo que fue mantenida en su sitio.
También había una exposición dedicada a Francisco Pérez Mateo y Emiliano Barral, ambos escultores muertos en el frente al inicio de la contienda.
Entre otros documentos, se exhibían varios poemas de Federico García Lorca, y se contó con el apoyo de numerosos intelectuales internacionales, como Louis Aragon, Paul Éluard, Ernest Hemingway, Octavio Paz, André Malraux, Ilyá Ehrenburg, Waldo Frank, etc.
Además de los ya nombrados Picasso, Miró, Alberto Sánchez u Horacio Ferrer, podemos citar a: José Gutiérrez Solana, Modesto Ciruelos, Gregorio Prieto, Ramón Puyol, Pedro Flores, Mariano Benlliure o Aurelio Arteta.
También acoge un importante fondo sobre sovietismo y sobre historia política internacional del siglo XX, especialmente de la Segunda Guerra Mundial.