[nota 1] Creció en el ambiente cultural de una logia anarquista provinciana sostenida por Isidro Barral, su padre.
[7] Con veintiún años llegó a Madrid para realizar el servicio militar, donde conoció al granadino Juan Cristóbal, en cuyo taller realizó algunos bustos y cabezas de amigos.
A través, sin embargo, de una exposición contactó con un círculo de intelectuales entre los que se encontraban Antonio Machado, Blas Zambrano o el ceramista Fernando Arranz, que se convertiría en su cuñado al casarse Emiliano con Elvira Arranz.
En ese periodo realizó numerosos bustos y una importante obra monumental en memoria del maestro Victoriano Corredor (en el Burgo de Osma) y dos obras funerarias para la localidad también soriana de Ágreda.
En el otoño de 1927, cuando Fernando Arranz abandonó el taller de San Gregorio,[nota 3] Barral se trasladó definitivamente a Madrid, donde pocos meses después nació su primer y único hijo, Fernando Barral Arranz.
Ese mismo año realizó su primera exposición individual en Madrid, elogiada por Ángel Sánchez Rivero.
[14] Aquella primera individual de Barral resultó esencial en su carrera artística.
Ese año presentó en el XII Salón de otoño madrileño sus monumentales Osos polares (esculpidos en granito para el doctor Valentín Ruiz Senén) y una talla en madera titulada Garza de luz.
[15] Entre 1923 y 1936, Barral trabajó en un conjunto de obras relacionadas o dedicadas al fundador del PSOE, Pablo Iglesias: su mausoleo en el Cementerio Civil de Madrid y el Monumento a Pablo Iglesias destruido tras la guerra civil española.
[nota 4][17] Con el estallido de la Guerra Civil, Emiliano, tras participar en el asalto al Cuartel de la Montaña, se puso al frente de las milicias segovianas que defendieron Madrid, batallón creado por iniciativa del joven y temperamental Alberto Barral, Agapito Marazuela, Antonio Linage Revilla y el propio Emiliano.