Desarrolló una extensa carrera artística con su participación en numerosas películas en Argentina, donde se exilió al término de la guerra civil española.
Después de un breve tiempo en París, al estallar la Segunda Guerra Mundial, se embarcó en el Massilia con destino a Chile, aunque finalmente gracias a la intervención del periodista Natalio Botana se quedó en Buenos Aires.
Le acompañaban su mujer Mari Carmen y su hija recién nacida en París.
Los libros que ilustró para Schapire dan prueba de ello, así como las exposiciones realizadas.
Gori Muñoz impuso también la escala de planos que da profundidad al cuadro: dejando en el decorado zonas oscuras, que no podían iluminarse directamente, marcaban aquellos planos al diferenciarse lumínicamente unos y otros.