El filme presentó entre las estrellas a María Duval, una ingenua que hizo tanto impacto como Mirtha Legrand en Los martes, orquídeas.
Había llegado no mucho tiempo antes de su Bahía Blanca natal.
Fue María Duval, una chica llegada pocos meses antes de Bahía Blanca, donde actuó en representaciones escolares y ganó un concurso de lectura que se transmitió desde el Teatro Municipal, que deseaba avanzar en la carrera artística.
Con ella se fortaleció en el cine nacional la era de la ingenua que había inaugurado Mirtha Legrand.
Aquellos decorados que en los primeros tiempos estaban lejos de tener valor artístico en sí mismos y de integrarse en unidad narrativa con la película a la que servían y sólo mostraban, con mayor o menor cuidado, los ambientes en los que tenía lugar la historia, pasaron de la mano de Gori Muñoz a cumplir una función como parte integral del relato y elemento decisivo para establecer el clima, ambiente y unidad estética.