Ese cuadro le valió una invitación como miembro del salón de la Société d'artistes françaises.
Ese mismo año de 1886 sobrevivió a una tuberculosis y quedó convaleciente en Barcelona.
[6] En ese periodo de su vida conoció a artistas como Santiago Rusiñol, Eugène Carrière e Ignacio Zuloaga.
[8] Su fama continuó extendiéndose por toda Europa, realizando exposiciones de éxito en Madrid (1892-1894), Berlín (1891-1896) y en la Exposición Mundial de Chicago de 1893;[6] mientras, el círculo bohemio que incluía a Casas y Rusiñol empezó a organizar frecuentes exposiciones en Barcelona y en Sitges.
La pieza más destacada de su colección permanente fue un autorretrato de Casas en el que aparece pedaleando sobre un tándem junto a Romeu: Ramon Casas y Pere Romeu en un tándem.
Tuvo una vida corta pero fue seguida de Pel i Ploma y Forma en las que también contribuyó Casas.
[9] Mientras que su carrera como pintor prosperaba, Casas empezó a trabajar en el diseño gráfico, adoptando el estilo art noveau que llegó a definir al modernismo.
Sus obras se exhibían por toda Europa y en otros puntos del mundo, como Buenos Aires.
En 1904, esa misma pintura ganó el primer premio en la Exposición General de Madrid.
Casas pasó mucho tiempo en San Benito y cinco años más tarde, a la muerte de su madre, heredó el monasterio.
Ese mismo año, Casas inicia un viaje de seis meses por Cuba y los Estados Unidos.
Años más tarde, en 1924, Casas regresó a Tamarit para pintar diversos paisajes.
Casas continuó pintando retratos y paisajes, así como algunos carteles para la lucha contra la tuberculosis pero en el momento de su muerte, en 1932, se había convertido más en una figura del pasado que del presente.