Motín de las quintas de Barcelona (1773)

Se propuso como alternativa reclutar voluntarios que serían pagados con los recursos aportados por los pueblos.

El 13 de febrero de 1773 dirigieron una representación al rey en la que exponían los graves prejuicios que la quinta causaría a la economía catalana, que tantos ingresos estaba proporcionando a la Hacienda real, y proponían cubrir la demanda de 2400 hombres para ese año mediante voluntarios reclutados siguiendo el sistema tradicional del Principado.

Después del toque a somatén se produjeron enfrentamientos entre sublevados y militares que se saldaron con siete muertos y más de cincuenta heridos, una parte de los cuales morirían en el hospital.

El capitán general, máxima autoridad de Cataluña tras la Nueva Planta, pidió refuerzos, pero la situación solo se pacificó gracias a la intervención de los gremios que en una negociación secreta consiguieron alcanzar una solución de compromiso: se contratarían voluntarios pagados, pero se inscribirían mediante un sorteo de quintas amañado, con lo que así se cumplirían (aparentemente) las órdenes del rey.

[5]​ El obispo José Climent intercedió por los presos y los amotinados ante el fiscal del Consejo de Castilla Pedro Rodríguez Campomanes, y eso le costó tener que renunciar al obispado en 1775.

Motín de las quintas de Barcelona (1773).