Carbonato de litio

Consumir dosis superiores a las recomendadas de esta sal puede ser mortal.

Por ello su medición en sangre únicamente tiene utilidad e importancia en los pacientes que están tomando litio por alguna indicación psiquiátrica.

Algunos estudios muestran que alrededor del 90% de los pacientes en tratamiento con litio pueden haber presentado niveles tóxicos o efectos indeseados en algún momento.

[6]​ En una sobredosis (toxicidad aguda) pueden aparecer síntomas neurológicos (somnolencia, coma, manos temblorosas, falta de coordinación, espasmos musculares, convulsiones, mala pronunciación, nistagmos, pensamiento alterado…), cardiológicos (enlentecimiento del ritmo cardiaco por alteraciones electrolíticas) y fracaso renal agudo; también aparecen náuseas, vómitos, diarrea, dolores estomacales, mareo… También puede haber manifestaciones endocrinológicas (hipotiroidismo, hiperparatiroidismo, hipercalcemia, hiperglicemia) y manifestaciones hematológicas (leucocitosis y anemia aplásica).

[7]​[8]​ En la toxicidad crónica (se suele dar en pacientes con trastorno bipolar de larga evolución) aumentarán los reflejos, habrá temblores incontrolables y mala pronunciación.

[9]​ La intoxicación por litio se puede prevenir teniendo en cuenta ciertos aspectos: hay que beber alrededor de 3L agua al día, evitar la cafeína, comer con sal, tener cuidado con los vómitos y la diarrea, así como con los diuréticos...

-         El tratamiento sintomático para la fracción absorbida o en caso de intoxicación crónica: lo primero es administrar sal común o soluciones salinas por vía parenteral, para tratar las alteraciones electrolíticas se utiliza potasio, para la deshidratación se administra agua y para las convulsiones diazepam.

Actualmente, el tratamiento de elección para la intoxicación por litio sigue siendo la hemodiálisis (proceso complejo pero eficaz).