Cuarenta años más tarde (1962) comenzaría a prolongarlas por toda la fachada, tarea que interrumpió su muerte.[1] Fue colaborador habitual en la revista sitgetana L'Amic de les Arts (1926, treinta y un números).En el año 1933 realizó su obra más lograda de aquellos años, la decoración escultórica del Grupo Escolar Collasso i Gil, en Barcelona.En la posguerra se dedica especialmente a la imaginería religiosa, restaurando altares dañados en el conflicto bélico.Su obra en bronce suelen ser figuras femeninas desnudas, de rasgos macizos y redondeados.
Detalle de un capitel de Pere Jou i Francisco en el Palacio Maricel.