[4] Desde muy joven estuvo interesado en la pintura, y fue discípulo en Madrid de Daniel Vázquez Díaz hasta 1928, año en el que regresó a Santander.
Ante la falta de apoyo familiar hacia su labor creadora, Francisco se acaba refugiando en Laredo para continuar pintando paisajes y bodegones, coincidiendo con el pintor laredano Santiago Montes Luengas.
[6] Su Virgen de La Soledad salió en procesión por primera vez en 1953, pese a no tener terminadas aún las manos, así que para disimular esta falta se cubrió un armazón con un paño y una corona de espinas.
Era tal la timidez del artista que el día de la procesión en la que su talla de “La Soledad” desfiló por primera vez, se fue a pasar el día a Santander por pudor o vergüenza.
A pesar del éxito de su talla, Francisco Velasco nunca se consideró escultor, sino pintor.