Casi siendo un niño entró en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, formándose con los pintores Manuel Wssel, Eduardo Cano y José García Ramos.
En 1888, recibió una beca para la Academia Española de Roma, permaneciendo en Italia durante siete años, visitando Venecia y otras ciudades.
De este periodo son Una pompeyana (1889) y La bendición pascual en Roma (1893).
La promesa (1906), pintada tras un viaje a Italia, se considera una de sus mejores obras.
Para algunos críticos su segunda etapa sevillana se inspiró demasiado a menudo en prototipos de José García Ramos y Gonzalo Bilbao mezclando el casticismo del primero y el realismo luminista del segundo.