[6] En cuanto al origen de las cerámicas ibéricas pintadas, los materiales encontrados descubren una correlación entre las importaciones fenicias del siglo VII a. C. y las primeras cerámicas a torno ibéricas que empiezan imitando aquellos prototipos, tanto en forma como en decoración, para consolidar posteriormente tipologías genuinas que incorporan también formas tradicionales del periodo conocido como Hierro antiguo y formas de inspiración griega, cuando no directamente sus imitaciones.Este proceso resultó ser eminentemente meridional ya que los contactos con los fenicios no acarrearon reacciones de aculturación semejantes en las comunidades indígenas del este y noreste peninsular, tal y como se ha comprobado en Vinarragell (Burriana),[10] Aldovesta (Benifallet).[12] En resumen, a partir de finales del siglo VII a. C. y durante gran parte del siglo VI a. C., las primeras cerámicas ibéricas pintadas y lisas del sur y sureste peninsular muestran repertorios de clara filiación fenicia, sobre todo en lo que se refiere a los grandes contenedores como ánforas o tinajas, que incorporan poco a poco formas nacidas de la creatividad indígena.Su cronología hace de ella un fósil director del período Ibérico Antiguo, ya que aparece hacia mediados del siglo VI a. C. y cae en desuso a inicios del siglo IV a. C. Finalmente, su distribución del río Segura al Hérault indica que, contrariamente al período anterior, todos los pueblos de esta franja costera constituían una koiné, una comunidad de intereses,[16] posiblemente comerciales y, porqué no, culturales, cuyo factor de cohesión e identificación era ya en el siglo VI a. C. la Cultura Ibérica.Miquel Tarradell y Enric Sanmartí (1980) habían constatado la uniformidad tipológica del período antiguo, ya que las mismas formas y decoraciones se hallaban distribuidas en todo el territorio ibérico; sin embargo, a partir del s. IV a. C. se constata una diversificación de los repertorios formales y decorativos que ha acarreado la fragmentación de los estudios sobre la cerámica ibérica desde sus ámbitos regionales.Las cerámicas con decoración impresa también se han incorporado al conjunto de producciones ibéricas.Las cerámicas de engobe o barniz rojo tienen su localización en áreas geográficas más concretas, lo que facilita su identificación.Durante el período Ibérico Pleno, las cerámicas ibéricas pintadas que constituyen la gran mayoría de producciones ibéricas caen en desuso en el noreste peninsular donde se afianzan las cerámicas grises cuyo uso se había consolidado en el período anterior atribuyéndose a la tradición focea de las cercanas colonias griegas de Emporion, Rhode y Agathe.[26] Algunos de los tipos más característicos son las jarritas, copas, platos, jarros, askoi y kántharos.Se fecha entre la segunda mitad del siglo IV y todo el III a. C., pero con un ámbito de difusión muy reducido.A partir del último cuarto del s. III a. C. y durante el s. II a. C. las decoraciones de las cerámicas ibéricas pintadas del este peninsular sufren un salto cualitativo cuyo máximo exponente consiste en el enriquecimiento de los repertorios decorativos con motivos vegetales y florales, epigráficos, animales y humanos, aunque la gran mayoría de las producciones siguen ostentando decoraciones estrictamente geométricas.Las diferencias regionales en estilos pictóricos y en contenidos temáticos fueron detalladamente descritas por Miquel Tarradell.[29] Por otra parte, no se puede negar que en mayor o menor medida las diferentes producciones estén emparentadas, por lo que reflejan también la intensidad de contactos inter-tribales a pesar de un alejamiento geográfico a menudo considerable.Sus primeros elementos se dan al parecer a partir de la segunda mitad del siglo II a. C. y hasta el siglo I a. C. en un área que abarca las actuales provincias de Teruel y Zaragoza.[41] Las producciones decoradas con motivos vegetales que dan su nombre al "estilo de Fontscaldes" muestran dos patrones decorativos cuyo tema principal es la llamada "hoja de hiedra", un motivo vegetal coriforme con sus roleos y brácteas, representado en tallo serpenteante alrededor del vaso o exento en [metopas] alternando con paneles geométricos.[45] Finalmente, parece que muchos hallazgos de Italia (Albintimilium) y del sur de Francia (Ensérune) no hallan sus paralelos ni en Fontscaldes, ni en Ampurias, sino en las producciones llergetas del Bajo Segre.
Imitación ibérica de ánfora fenicia - Alt de Benimaquia, s.
VI
a. C.
Urna de orejetas perforadas de La Solivella (siglo
VI
-siglo
V
a. C.)
Imitación ibérica de una crátera de columnas. Necrópolis de Los Campos de Gimeno, Enguera (Valencia).
Detalle del
Vaso de los Guerreros
del yacimiento de Tosal de San Miguel, antigua Edeta.
Escena figurada en un tinaja ibérica de La Alcudia de Elche