Aunque se usaron diversas especies, estas, han sido determinadas casi siempre como Cerastoderma echinatum, o algún otro miembro de la familia: Cardiidae).
Alrededor del quinto milenio a. C. la cultura ya se ha asentado en las costas mediterráneas de España y Francia.
Hacia el interior, la cerámica cardial penetra por el Ródano y por el Ebro, llegando hasta el Atlántico, al menos en la península ibérica.
Es difícil hablar de una «cultura cardial» bien definida, debido a las innumerables variantes regionales, y es mejor referirse, simplemente, a un «horizonte con cerámicas cardiales» o, mejor, con cerámicas impresas, en general.
Las influencias cardiales llegan a Portugal, y ciertas manifestaciones capsienses, del norte de África, también incluyen estas cerámicas impresas.
[3] La cerámica cardial occidental suele tener fondo redondeado y siluetas ovoides, a veces con cuello.