Arte prehistórico

El arte prehistórico es un fenómeno artístico de alcance geográfico global y una amplitud temporal suficiente como para afectar a las épocas más diversas.

[1]​ Aunque cronológicamente, Europa debería ocupar el primer lugar, y a pesar de que muchas de las expresiones artísticas prehistóricas son relativamente recientes en algunas zonas del globo, donde han sobrevivido pueblos primitivos, la exposición se realizará siguiendo el orden alfabético.

En este sentido, la confrontación de equivalencias culturales, obviando los particularismos empíricos, permite obtener generalizaciones.. Con base en ello, se puede apreciar que, en las artes plásticas y visuales de los pueblos primitivos, el realismo es algo excepcional, frente al simbolismo, la abstracción, la estilización y el esquematismo, que parecen una constante mundial.

El resto del arte africano prehistórico conocido es mucho más tardío, seguramente posterior al Neolítico.

Sin embargo no hay pruebas directas que relacionen los pigmentos hallados en las excavaciones con las pinturas ni se sabe cuáles serían sus motivos o su aspecto.

La tercera fase va desde el 1400 a. C. al 1000 d. C., es la más pobre, la estilización ha sido sustituida por la esquematización y a las manos se le han sumado diversos motivos geométricos[2].

Respecto a cuevas con las manos como tema principal, éstas no se reducen a la Patagonia, de hecho están por toda América, por ejemplo, la gruta en el municipio de Villa Mojocoya (Bolivia),[7]​ Corinto (El Salvador) o Finger Print Cave (Texas).

Este pueblo habitaba la sierra, así llamada, de Nuevo México, hacia el 200  a. C. Sus componentes eran agricultores sedentarios y se les considera los primeros alfareros del Oeste americano.

Tanto los mogollones, como los hohokam parecen haber tenido fuertes lazos con Mesoamérica en sus fases más avanzadas, mil años después del comienzo de nuestra era, pues han sido halladas canchas para el famoso juego de pelota.

Los indios pueblo primitivos, conocidos genéricamente como anasazi y cuya evolución se suele denominar clasificación Pecos.

En dicha clasificación se establecen nueve fases, entre las que las tres más antiguas corresponden a los llamados pueblos cesteros (basketmakers, fabricantes de cestas), que, en general, abarcan desde el siglo XIII a. C. hasta el siglo VIII d. C.. Como es presumible, estos pueblos deben su nombre a la maestría con que confeccionaban cestos, con decoreación geométrica, y otros objetos de mimbre, fibras de yuca e, incluso, pelo humano.

Algunos tuvieron fines funerarios, otros eran defensivos y los hay que son la base de centros ceremoniales.

Este es uno de los tres pueblos más importantes, que se suceden casi sin rupturas: Se supone que cahokia tenía una compleja jerarquización social, con un jefe tribal y una poderosa casta de sacerdotes (también había jefes militares, guerreros y, más abajo el pueblo llano).

Actualmente quedan en Norteamérica «bolsas» de cultura indígena tan ricas y numerosas como escasos son sus miembros.

Esto no resta valor a sus manifestaciones artísticas, aunque tras siglos de europeización sean algo sincréticas o mestizas.

Este gran centro ceremonial demuestra importantes conocimientos arquitectónicos, siendo los edificios más importantes las 32 estructuras piramidales, numerosos espacios abiertos para grandes reuniones (llamados anfiteatros) y varios templos con su característica planta en «U», entre los que destaca el llamado «altar del fuego sagrado».

Es un arte animalístico en el que la figura humana queda relegada a un segundo plano; también abundan los signos abstractos o esquematizaciones de órganos sexuales.

[cita requerida] Sin embargo, muchos especialistas optan por ubicarlas, en sentido muy amplio en periodos más antiguos del Neolítico ya que, efectivamente sus representaciones incluyen ciertas escenas rupestres de ganadería; además algunos objetos representados permiten suponer que las pinturas tienen son del 8000 al 5000 a. C.[9]​ Son pinturas murales que aparecen en los acantilados rocosos y covachas poco profundas de sierras y zonas escarpadas de las provincias mediterráneas españolas (el Levante español), desde Lérida hasta Andalucía, destacando Cogull, Alpera y Valltorta (entre otros muchos).

La temática principal es el ser humano y sus labores cotidianas: escenas de ganadería, caza, danzas rituales o, incluso, luchas violentas.

Aunque en periodo posteriores la tipología se diversifica, durante el Neolítico hay cuatro clases de monumentos megalíticos: el menhir (que no es más que una gran piedra hincada sin labrar), este puede aparecer aislado o en grandes hileras.

Su temática parece ser la misma: motivos curvilíneos, meandros, cúpulas, espirales, laberintos, cuadrados... (raramente con representaciones antropomorfas o zoomorfas), pero su apogeo se da en el segundo milenio a. C., es decir, la edad de Bronce.

No es raro que este tipo de manifestaciones pervivan fases más tardías, como ocurre con los henges británicos.

Pero el cobre es difícil de trabajar y poco resistente, por lo que los primeros adornos son extremadamente sencillos (alfileres, fundamentalmente).

Si exceptuamos Papúa Nueva Guinea, esta zona no fue habitada por humanos hasta la aparición de Homo sapiens.

Además, no solo se pintaron escenas simbólicas y mitológicas, hay otras con un gran sentido narrativo que pueden considerarse episodios reales o, más a menudo, sueños.

Existen numerosos núcleos artísticos en Melanesia, pero nosotros destacaremos el valle del río Sepik en la isla de Nueva Guinea y las islas Vanuatu.

Polinesia está comprendida por una veintena de archipiélagos al sur del Pacífico, con una gran riqueza cultural debida a las sucesivas oleadas colonizadoras que sufrieron sus islas.

Los polinesios desarrollaron, entonces, una gran destreza naviera basada en canoas y catamaranes de diversos tamaños, según la distancia a la que estuvieran destinadas.

Los maoríes son, igualmente, conocidos por el arte del tatuaje, que se combinaba con la escarficación, para obtener efectos en relieve sobre la piel.

Por último, los hawaianos levantaron por toda la isla numerosos santuarios rupestres al aire libre con altares y decoración grabada, es decir, petroglifos.

Complejo Arqueológico Alto Río Pinturas , Argentina .
Un cesto del pueblo de los cesteros de Colorado.
Entrada actual de la Cueva de Maltravieso , en Cáceres .
Mapa con la distribución de estatuas-menhir en Europa. [1] Fotos y dibujos: 1y 4.-Bueno et al. 2005; 2.-Santonja y Santonja 1978; 3.-Jorge 1999; 5.-Portela y Jiménez 1996; 6.-Romero 1981; 7.-Helgouach 1997; 8.- Tarrete 1997; 9, 10, 13, 14, 29, 30, 31, 32.-Philippon 2002; 11.-Corboud y Curdy 2009; 12.-Muller 1997; 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23 Arnal 1976; 24 y 25.- Augusto 1972; 26 y 27.- Grosjean 1966; 34.- López et al. 2009
Decoración en espirales de la entrada a New Grange ( Irlanda ).
«Dama de Saint-Sernin» ( Francia ).
Estela del Castro de Solana de Cabañas, en Logrosán ( Cáceres , España ).
Skara Brae ( islas Orcadas , Escocia ).
Cono de Avanton (Francia).
Cinturón de plata procedente de una tumba hallstáttica de Hirschlanden (Alemania).
Pintura rupestre de los aborígenes australianos mostrando la característica «visión de rayos X».