La sociedad rapanui, gobernada por el ariki, que según sus tradiciones, tenía ascendencia directa de los dioses, estaba dividida en diez clanes (mata) y cada uno recibió un territorio (kainga) con una faja costera.
Se organizaron en dos «confederaciones»: Ko tu'u Aro al norte y Ko tu'u Hotu Iti al sur, ambas supervisadas por el ariki y con una marcada gradación de clases (guerreros, sacerdotes, escultores, artesanos, pescadores, campesinos, constructores).
[1][6] Según la tradición ocurrió una guerra civil y los Hanau Momoko (Orejas Cortas), el pueblo común, se levantaron contra la clase dominante, los Hanau Eepe (Orejas largas), con la consiguiente destrucción de los altares ceremoniales y el abandono de las canteras en que se tallaban los moais.
[13] Roggeveen permaneció durante una semana en la isla, estimando su población en torno a los 2.000 o 3.000 habitantes.
En 1770, el Virrey del Perú Manuel Amat y Juniet organizó una expedición buscando la llamada "Tierra de Davis" encargando a Felipe González Ahedo dos naves, el navío San Lorenzo y la fragata Santa Rosalía, con 546 marinos.
Llegó a esta isla el 15 de noviembre del mismo año, tomando posesión en nombre de la Corona Hispánica y nombrándola isla San Carlos, en honor al rey Carlos III.
[17] Durante varios días, Ahedo se dedicó a cartografiar la isla y a denominar los diferentes accidentes geográficos con nombres españoles, de los cuales tan solo se conserva en la actualidad el de Punta Rosalía.
En la documentación elaborada por los españoles durante aquella expedición, aparecen los primeros dibujos conocidos de los moáis.
Durante mediados del siglo XIX, la esclavitud a la que fueron sometidos los nativos de la isla, y posteriores epidemias, diezmaron su población.
Pero estos contagiaron la tuberculosis y viruela a otros habitantes de Rapa Nui, lo que conllevó nuevas muertes por enfermedad en la isla.
[21] Aunque tuvo una feroz oposición al principio, Eugenio Eyraud después de un tiempo llegó a ser muy popular e influyente entre los isleños rapanui.
En su afán de convertir a los nativos al cristianismo terminaron con antiguas creencias y ritos ancestrales, así como con la competencia del Hombre Pájaro.
El capitán chileno puso dinero de su propio bolsillo para este fin junto con las 6000 libras esterlinas enviadas por el gobierno chileno,[24] Según la tradición rapanui, las tierras no se podían vender[25] sin embargo terceros creían poseerlas y es a ellos a quienes se les compra para que no interfiriesen sobre los asuntos de la isla desde aquel momento.
[27] La tradición oral rapanui indica que el rey Atamu Tekena tomó un trozo de hierba con tierra adherida, entregándosela a los emisarios chilenos, quedándose con la tierra (la antropóloga Paloma Hucke interpreta que con ese acto se otorgaba la soberanía a Chile, pero se reservaba el derecho sobre sus tierras); asimismo, ante un ofrecimiento de Policarpo Toro de un saco con monedas, el rey lo rechazó diciendo «[...] lleva tu plata, que yo, ni ningún kanaka, hemos vendido terreno alguno [...]».
La compañía sometió a los nativos al trabajo servil obligatorio, los redujo al área de mil hectáreas en lo que es actualmente Hanga Roa, que fue encerrada por un muro de piedra, fuera del cual no podían sembrar, así como cazar o pescar, sin su autorización.
Esta institución continuó la explotación ganadera reactivando desde ese año el Consejo de Ancianos e introduciendo notables mejoras en el estilo de vida del leprosario, entre otras medidas administrativas, y haciendo justicia entre los isleños.
La dictadura militar promulgó en 1979 el Decreto Ley n.º 2885, para entregar títulos de propiedad individual sobre la tierra a los poseedores regulares.
La Ley Indígena, como ocurrió con el DL de 1979, dividió a la comunidad isleña, teniendo defensores y detractores.
En las últimas décadas la comunidad rapanui ha solicitado al Gobierno chileno la obtención de autonomía administrativa.
[39] Por otro lado, algunos han criticado al estado de Chile, por un supuesto aislamiento que sufriría la isla, debido a que las conexiones a ella son solo efectuadas por la Armada chilena, la Fuerza Aérea y la aerolínea LATAM; ninguna otra empresa aeronáutica está autorizada para realizar operaciones en el Aeropuerto Internacional Mataveri.
La obtención de autonomía, habría advertido el alcalde Pedro Edmunds Paoa, es una condición indispensable para no hacer un "llamado internacional a las Naciones Unidas para proclamar la independencia de la Isla", como lo hiciera Timor Oriental.
Katherine Routledge llevó a cabo investigaciones arqueológicas subterráneas, centrándose en las bases de las estatuas en Rano Raraku.
En 1948, el Padre Sebastián Englert llevó a cabo estudios arqueológicos en la Isla de Pascua.
Su investigación proporcionó información adicional sobre las cuevas en Motu Nui y asoció un rostro antropomórfico con un guerrero llamado Ure a Rei.
En 1955-1956, Thor Heyerdahl lideró una expedición noruega a la Isla de Pascua con seis arqueólogos.
La expedición tenía como objetivo investigar varios monumentos en la isla, arrojando luz sobre su pasado prehistórico y su significado cultural.
Su investigación contribuyó a nuestra comprensión del guion único de la isla y su contexto histórico.
Además, la excavación y restauración del Ahu Vai Puku orientado al solsticio tuvo lugar durante este período.
En 1979, W. S. Ayres lideró la excavación y restauración del complejo Ahu A Kivi-Vai Teka.
Estos estudios tienen como objetivo explorar los tesoros arqueológicos de la isla y descubrir su historia oculta.