Su nombre homenajeó al general de ejército Manuel Baquedano.
Su último viaje de instrucción lo realizó en 1935, cuando navegó a lo largo del litoral chileno.
Ya obsoleto, y con sus máquinas sin reparaciones viables, el navío fue convertido posteriormente en un simple pontón en Talcahuano; allí albergó la escuela de pilotines.
Posteriormente, y hasta la fecha, la Armada de Chile ha tenido como buque escuela a la Esmeralda.
De este libro se adaptó un filme homónimo, El último grumete (1983).