En su sentido más amplio, consiste «en pasar de un papel a objetos diversos de madera, porcelana, seda, etc., imágenes coloridas...».
Otro posible "inventor" de la técnica fue Simon François Ravenet, grabador francés afincado en Inglaterra desde 1743,[4] quien perfeccionó un proceso que llamó "decalquer".
La «decalcomanía» ha sido una de las técnicas más famosas del surrealismo, y de aportaciones personales como sus objetos surrealistas, los «paisajes cósmicos» o las «superficies litocrónicas».
[5] Ha sido utilizada por el artista surrealista Óscar Domínguez, quien tomó la técnica en 1936, el estrena su nueva técnica llamada "decalcomanía sin objeto" o "decalcomanía del deseo", Conseguidas por aplicar manchas de tinta, de acuarela o de gouache en una hoja que se dobla por la mitad, así obteniendo paisajes fabulosos, de una extraordinaria diversidad, semejantes a madréporas, rocas, ríos de lavas, concreciones arrastradas por diluvios torrenciales[6] estos efectos van surgiendo al azar, de manera espontánea y de las propiedades físicas y químicas del material.
Fue el artista Max Ernst quien enriqueció esta técnica al aplicarla al óleo con el mismo procedimiento, fue por ello que muchos artistas fueron seducidos por esta técnica para conseguir estos nuevos efectos como los artista Hans Bellmer, Remedios Varo, Salvador Dalí, entre otros.