Bartolomé Bermejo

[2]​ Artista itinerante, lo que se ha atribuido a su posible origen judeoconverso o, desde una visión romántica del genio, al carácter indómito del artista, aunque en realidad en nada se diferenciase del comportamiento de otros muchos artistas de su tiempo como Lluís Dalmau o Pedro Berruguete, igualmente viajeros, está documentada su residencia en Valencia, Daroca, Zaragoza y Barcelona.

Si formó parte, como se ha dicho, del retablo mayor de la iglesia, no se ha localizado ninguna otra pintura de esa procedencia y que pueda relacionarse con Bermejo.

[7]​ Llena la tabla la esbelta figura de san Miguel, armado con rica coraza y capa de color carmesí por su interior y brocados dorados exteriormente, en pie sobre un dragón con reflejos metálicos y llamativos ojos rojos, al que se dispone a golpear con la espada que blande sobre su cabeza.

Con un estilo ya plenamente formado, Bermejo revela en esta obra un perfecto manejo del óleo, comparable al de artistas flamencos como Jan van Eyck o Rogier van der Weyden, a quienes se aproxima también en el detallismo y precisión con los que pinta meticulosamente la vegetación o la coraza del arcángel, en la que se refleja una ciudad torreada que se ha interpretado como la Jerusalén celeste; por el contrario, el fondo dorado corresponde mejor con la tradición de la pintura hispánica del siglo anterior, modelando así el estilo personal del artista, que es resultado de la combinación de las tradiciones artesanales españolas y el ars nova de los pintores flamencos.

[17]​ Además, decorando el sepulcro aparece una inscripción en escritura hebrea cuadrada, pero con un contendido de carácter estrictamente cristiano y soteriológico, pues presenta a Jesús, en conjunción con el cáliz, como el vencedor sobre la muerte, en expresión que se hace derivar de fuentes paulinas (Romanos 5, 6-8; I Corintios, 15) o agustinianas.

[18]​ El dato, la utilización de caracteres hebreos, es interesante pues pone a Bermejo en relación con las comunidades judía, muy influyente en Daroca, y judeoconversa, de la que quizá él mismo formase parte.

[34]​[35]​ Además, en la predela, dividida en cinco compartimentos, dos a cada lado del sagrario, debían pintarse cuatro escenas «segunt de las ystorias que los diputados e maestros deliberarán», y en el cuerpo del retablo, a los lados de la tabla titular, otras cuatro pinturas con historias de la vida del santo, «las que bien visto será a los diputados et dadas serán a los dichos pintores».

Dicha cláusula no era inusual en los contratos aragoneses y no tiene relación con el carácter del pintor ni con su posible origen judeoconverso, pues el propio Bonilla, no obstante ser pintor arraigado en Daroca, aceptaba del mismo modo presentar debidamente las cuentas del contrato, a él confiadas, «por juramento e sentencia de excomunicación».

[40]​ Una vez alcanzado el acuerdo, el mismo Andrés Pallarés levantó la excomunión que pesaba sobre Bermejo, absolviéndole de todas las obligaciones que pudiese haber contraído antes de la firma del contrato.

[41]​ La tabla central, con su estructura arquitectónica original a modo de dosel hecho de tracerías y pináculos góticos, fue descubierta en 1869 por Paulino Savirón y Esteban en un cuarto interior de la sacristía parroquial y trasladada en 1894 por orden gubernativa al Museo Arqueológico Nacional, del que en 1920 pasó al del Prado por un acuerdo de permuta por vasos griegos y otros objetos arqueológicos.

[42]​ El santo, con su figura monumental y solmene, aparece entronizado, revestido de pontifical, con la capa pluvial ornamentada con fingidas imágenes de santos bordadas, un libro abierto en las manos, mitra y báculo episcopal, todo ello abundante en pedrería dorada en la que, del mismo modo que en el trono, Bermejo para lograr la rica apariencia de los más lujosos retablos se sirvió solo del color, sin recurrir a los relieves estucados tradicionales.

[43]​ Así la Caridad, sobre la cabeza del santo, se representa por medio de una figura femenina que acoge a un hombre joven y a otro anciano alzándose sobre una hoguera, y la Esperanza lleva en la mano izquierda un tronco de árbol reverdecido en tanto vuelve la cabeza hacia un medallón con el busto de Cristo, lo que Marías relaciona con las inquietudes icónicas de los judeoconversos.

Desde finales de 1480 se trabajaba en el dorado de retablo mayor y su guardapolvo, todo él de escultura y arquitectura, así como en las puertas que lo cerraban, actualmente perdidas, pero los documentos tristemente no indican en qué consistió exactamente el trabajo que lo tuvo ocupado, al tiempo que también para la Seo trabajaban Martín Bernat, Miguel Ximénez y otros pintores.

[54]​ A este momento y en relación probablemente con la visita que realizaron a Zaragoza los Reyes Católicos, pertenece la tabla bifronte (pintada por ambas caras) con la Epifanía y la Santa Faz, único resto de un retablo que perteneció a Isabel I de Castilla y se conserva en la Capilla Real de Granada.

[59]​ El encargo fue encomendado a Huguet y no se vuelve a tener noticias de Bermejo en Barcelona, si es que permaneció en la ciudad condal tras verse postergado, hasta 1490, año que figura, como se vio, en la inscripción conmemorativa al pie de la Piedad que pintó para el canónigo Lluís Desplà con destino a la capilla de la Casa del Arcediano.

No se encuentran allí seguidores e imitadores como son en Valencia Rodrigo y Francisco Osona y en Aragón Martín Bernat y Miguel Ximénez, pero en Barcelona pintó su obra más original, indiscutible obra maestra del final de la Edad Media hispana, la citada Piedad del canónigo Desplà.

Como religioso y humanista Desplà podía sentirse identificado con el erudito padre de la Iglesia, traductor de la Biblia Vulgata que tiene en sus manos abierta por una página en la que se lee «Ecce vir nomine Joseph», frase tomada del Evangelio de Lucas (23, 50) y referida a José de Arimatea, el miembro del sanedrín, «varón bueno y justo», que tuvo el valor de presentarse a Poncio Pilato para que le permitiese enterrar a Cristo en un sepulcro nuevo.

Del mismo modo, el cielo al fondo del paisaje, dividido por una bandada de grullas, se cubre de nubes a la izquierda, amenazando tormenta sobre una ciudad dispersa en la que se ha creído ver representada a Babilonia, la pecadora, contrapuesta a una ciudad de elevadas torres y múltiples cúpulas tanto góticas como nazaríes, bañada por una luz crepuscular, la Jerusalén celeste pues, como en el Cristo de la Piedad de Peralada, por su muerte Cristo derrota a la muerte que llegó con el pecado.

San Miguel triunfante sobre el demonio con el donante Antoni Joan , 1468. Firmado: «Ihs / bartholomeus rubeus». Óleo sobre tabla. 179,7 x 81,9 cm, Londres , The National Gallery .
Tríptico de la Virgen de Montserrat . Tabla central, Virgen de Montserrat , óleo sobre tabla de roble, 156,5 x 100,3 cm, firmada en un papel abajo a la izquierda: «ihs / Bartolo / meus Ru / beus». Tablas laterales obra probable del taller de Rodrigo de Osona : Nacimiento de la Virgen, La estigmatización de san Francisco, Presentación de Jesús en el Templo y San Julián . Con las puertas cerradas, Anunciación . Acqui Terme (Alessandria), catedral de Nostra Signora Assunta, Aula Capitolare.
Cristo de la Piedad , óleo sobre tabla de cerezo, 94,8 x 61,9 cm. Peralada (Gerona), Castillo de Peralada .
Entrada en el Paraíso y visión del Crucificado , óleo sobre tabla de conífera, 103,7 x 68,7 cm, Barcelona, Institut Amatller d'Art Hispanic , en depósito en el MNAC.
Santo Domingo de Silos entronizado como obispo , óleo sobre tabla de pino, 242 x 130 cm. Madrid, Museo Nacional del Prado .
Martín Bernat y Bartolomé Bermejo, Fernando I de Castilla acogiendo a santo Domingo de Silos , 1478-1479. Óleo sobre tabla, 145 x 94 cm, Madrid, Museo del Prado.
Santa Engracia , óleo sobre tabla, 164 x 73 cm, Boston , Isabella Stewart Gardner Museum .
Virgen de la Misericordia , 1479-1484. Óleo sobre tabla, 181 x 1033,5 cm. Grand Rapids (Míchigan) , Grand Rapids Art Museum.
Epifanía , óleo sobre tabla, 43 x 45 cm. Granada , Capilla Real . Tabla bifronte, con la Santa Faz en la cara posterior.
La Piedad del canónigo Desplà , óleo sobre tabla, 175 x 180 cm (con marco), Barcelona, Catedral .
Detalle de la Piedad con el retrato del donante, el canónigo Lluís Desplà.