Gaceta de Arte

Eduardo Westerdahl, un año antes de fundar la revista, realizó un viaje por Centroeuropa y visitó museos, galerías, universidades, pudiendo palpar el clima espiritual que se vivía en la convulsa República de Weimar.

Entre estas ciudades estarán: Stuttgart, Dessau, París, Frankfurt, Praga, Dusseldorf, Moscú y Berlín.

La revista se proyectó como un sismógrafo que anota las diferentes variantes del arte contemporáneo.

Contrario a ello, Gaceta de Arte, se identifica y compromete con su tierra, pretendiendo ofrecer un registro que sin olvidar su carácter insular, le permita extenderse hacia las metrópolis continentales.

Recorrerá todos los procesos artísticos que tengan un carácter histórico formal.

Posteriormente, muchos artistas y galerías se suscribieron a Gaceta de Arte, consiguiendo así la revista canaria vencer el inconveniente geográfico.

El 80 % de la población era analfabeta y mostraba poco interés por las corrientes culturales.

Se trató de una revista que pretendía romper con los cánones modernistas establecidos en el arte.

En ella tenía cabida al arte en dos de sus vertientes: plástica y literaria.

El registro de tendencias artísticas que albergó Gaceta de Arte fue muy amplio y en sus artículos se analizaron tanto los lenguajes abstractos como los figurativos: principalmente el surrealismo, pintura social, nueva objetividad, Valori Plastici, etc; Su equipo inicial de redactores aglutinaba a un conjunto de intelectuales como Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minik, Domingo López Torres, Agustín Espinosa, Óscar Pestana Ramos, Francisco Aguilar y José Arozena, dirigidos por Eduardo Westerdahl.

La publicación tuvo que dejar de editarse por el triunfo en las islas del Alzamiento Nacional.

El mismo Eduardo Westerdahl nunca negó haber dibujado los caracteres de cabecera siguiendo el modelo alfabético Bauhaus diseñados por Franz Roh, con variantes y serias dudas con respecto a la grafía de la “p” y la “t”.