Su vida ha transcurrido entre París, Mallorca y Malí, en este último país, concretamente en los Acantilados de Bandiagara.
[3] En 1986, se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas y, en 1988, instaló su taller en Malí, al mismo tiempo que exponía su obra en los museos y salas más relevantes del mundo.
Entre ellas, destaca la importante retrospectiva que en 1996 le dedicó el Centro Pompidou de París.
[4] Entre sus exposiciones se encuentra la celebrada en el Caixaforum de Madrid y Barcelona la muestra "Miquel Barceló.
El Mediterráneo y África han sido dos de sus más importantes referentes.
El descubrimiento de África en un viaje a Malí hizo que sus gentes y la vida del desierto fuera uno de los temas más desarrollados en su obra en los últimos años, siempre reflejando una gran preocupación por la naturaleza, el paso del tiempo y los orígenes.
Una edición única y numerada de 1.298 ejemplares firmados individualmente por el artista.