Abandona la escuela siendo casi un niño para dedicarse a la pintura, completando su formación en la pequeña biblioteca de su padre, un obrero catalán culto, anarquizante y wagneriano.
Tolstoi, Nietzsche, Galdós, estarán entre sus primeras lecturas, autores que le acompañarán a lo largo de su vida.
La proclamación de la Segunda República lo sorprende en Barcelona, donde ha ido para visitar a su padre.
En enero de 1932 se encuentra en Madrid, colabora con las Misiones Pedagógicas y realiza varias copias de cuadros del Museo del Prado para el proyecto Museo del pueblo, y viaja después con dicho proyecto por los pueblos de España junto a Enrique Azcoaga.
Colabora con sus escritos en algunas revistas mexicanas comoTaller, El Hijo Pródigo, genera una variedad de obras en témpera con el tema de los trajes regionales españoles en formato pequeño y gran variedad de dibujos, óleos y acuarelas altamente cotizados que aun se encuentran en colecciones privadas en México.
En De Luca, Editore, Roma 1960, aparece su libro Il sentimento della pittura.
Algunos amigos le han organizado una exposición en la galería Mayer de Madrid.
Con Cuca (Isabel), su mujer, viaja a Italia, donde pasa varios meses pintando: Roma, Florencia, Venecia, París.
Se organizan dos exposiciones retrospectivas comisariadas por Manuel Fernández-Delgado y se publica el libro Homenaje a Ramón Gaya publicado por la Editora Regional en el que colaboran entre otros: José Bergamín, María Zambrano, Tomás Segovia, Enrique de Rivas, Giorgio Agamben, Nigel Dennis y los murcianos Soren Peñalver, Pedro García Montalvo, José Rubio Fresneda, y Eloy Sánchez Rosillo, que también será el coordinador del libro.
En 1984, exposición retrospectiva en Valencia, en el Museo San Pío V, comisariada por Pascual Masiá; la editorial Trieste que dirige Andrés Trapiello publica la segunda edición de su Velázquez, pájaro solitario.
En 2003, exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid, que dirige Juan Manuel Bonet.