[b] En los últimos años de su vida escribió algunos breves tratados sobre pintura y pintores, entre ellos una de las primeras monografías sobre Velázquez, cuya primera edición se imprimió en París en 1898 incluyendo un grabado de Léon Bonnat reproduciendo el autorretrato del pintor sevillano en Las meninas.
En los años inmediatamente siguiente realiza largas campañas «en plein-air» por Galicia y el País Vasco.
[6] En 1889 está en París formando parte del jurado de la Exposición Universal y al año siguiente realiza varios viajes por Gran Bretaña y los Países Bajos.
Paradójicamente, a medida que su arte crece y se personaliza su pintura, disminuye la estimación por ella en las exposiciones a las que concurre, demérito que no le impide pronunciar el discurso inaugural de la nueva Sala dedicada a Velázquez en el Museo del Prado en 1899.
En esa primera década del siglo XX, Aureliano continuó viajando y pintando en escenarios de los Alpes suizos, los Pirineos Orientales y el cinturón castellano limítrofe con Madrid (Toledo, Segovia, Guadalajara, Cuenca, Ávila).
[12] Los encuadres recoletos dieron paso a las composiciones abiertas y luminosas.