[2] A principios del siglo XIX, los criterios artísticos giraban alrededor de la tradición neoclásica, siguiendo al pintor Jacques-Louis David.
Frente a esta pintura de fuerte academicismo, se desarrolló el Romanticismo formalizado por Géricault o Delacroix y Bonington en Inglaterra.
Durante su estancia llegó a convivir con otros pintores que luego se considerarían el estado mayor de la escuela, como Theodore Rousseau, Paul Huet, Constant Troyon, Jean-François Millet y el joven Charles-François Daubigny.
Así por ejemplo: Gustave Courbet, Eugène Boudin, Antonio Fontanesi, Agustín Riancho, Karl Bodmer, Hippolyte Boulenger, Nicolae Grigorescu, H. I. Marlatt o Adolphe Joseph Thomas Monticelli.
[b][7] Mantienen un estilo realista, pero de entonación ligeramente romántica, que se caracteriza por su especialización casi en exclusiva en el paisaje y su estudio directo del natural.