En sus comienzos Daubigny pintaba en un estilo tradicional, pero esto cambió a partir de 1843 cuando se estableció en Barbizon para trabajar en la naturaleza.Se dice que cuando a Daubigny le gustaban sus pinturas agregaba un pato o dos, por lo que el número de patos indicaría la mayor o menor calidad artística de sus obras.Uno de sus dichos fue «Los mejores cuadros no venden», al ver frecuentemente que sus más finos logros eran poco apreciados.La pincelada un tanto suelta, «mal acabada» según los académicos, produjo vaivenes en su estimación; participó en los Salones oficiales con desiguales resultados.Sus trabajos más ambiciosos son: Paisaje primaveral (1857, Louvre), Borde de la Cure, Morvan (1864), Villerville sur Mer (1864), Luz de luna (1865), Andrsy sur Oise (1868), A Pond in the Morvan (1869), y Retorno desde la esclusa (1878).