La facilidad de su estilo estaba inspirada por los antiguos maestros, y aun así, la aplicación era enteramente moderna.
Trabajó durante un tiempo haciendo copias de paisajes holandeses y flamencos en el Louvre.
Entre 1820 y 1822, acudió a la École des Beaux-Arts en París, donde estudió con Antoine-Jean Gros.
Especialmente en Normandía, realizó una serie de cuadros representando costas y puertos que resultaban evocadores.
También comenzó a cultivar la litografía, ilustrando en 1824 la obra del Barón Taylor titulada «Voyages pittoresques dans l'ancienne France» (Viajes pintorescos en la antigua Francia) y su propia serie sobre arquitectura, «Restes et Fragmens».
John Constable y él fueron los pintores paisajistas románticos ingleses que mayor éxito tuvieron en Francia.
Gracias a esta última, podía pintar del natural, siendo uno de los primeros pintores que realizó obras al aire libre.
Aunque sus primeros paisajes a la acuarela parecen topográficos, siguiendo la tradición de Girtin, posteriormente fue haciéndose más coloreado y atrevido, interesándose por los efectos atmosféricos, especialmente por el cielo, que domina la composición de sus cuadros.