Sobre ella dicen los delfios que cantaba los oráculos en pie una mujer llamada Herófile y de sobrenombre Sibila.
[4] Las profecías eran manifestadas siempre en estado de trance y expresadas en hexámetros griegos[5] que se transmitían por escrito.
[6] Varrón hacía provenir su nombre del griego eólico sioboulla, equivalente al ático theobule, "Concilio divino".
Una lista realizada por Varrón recogida en una obra de Lactancio, llega hasta diez:[13] Heráclito (siglo V a. C.) es el primer autor griego del que tengamos referencias que hable de la sibila y solo menciona a una.
En la Edad Media se las representaba como simbolismo del mesianismo de Jesús.
El ambiente toscano puso interés en la concordancia entre el mundo pagano y cristiano: las representaciones de sibilas, asociadas a Hermes Trimegisto o a los profetas, se multiplicaron en el grabado, en la miniatura y en las decoraciones pintadas, tiempo antes que en la bóveda de la Capilla Sixtina.
[25] El dramaturgo Pedro Calderón de la Barca escribió dos obras teatrales que tenían como protagonista central a la Sibila.