Pintura islámica

Se utiliza sobre todo como elemento decorativo en las edificaciones, normalmente a través de la escritura (decoración caligráfica mediante versículos del Corán), dibujos geométricos o vegetales y, más raramente, mediante la representación figurativa de personas y animales.

La primacía del mensaje de Mahoma sobre el mensajero en el Islam conlleva que se desarrolle la pintura como motivo decorativo (la epigrafía).

Esto motivó, a su vez, un gran desarrollo de motivos geométricos y vegetales con un grado de abstracción cada vez mayor que, junto a la epigrafía, definirán la ornamentación en el arte islámico.

Además, se conservan representaciones de figuras humanas y animales, particularmente en la cerámica.

[1]​ Para los musulmanes ortodoxos representar seres vivientes era un insulto a la unidad divina de Alá.

En el Egipto fatimí, chiita (909-1171) se constata la existencia de una rica iconografía, con representaciones animales y humanas.

Igualmente, muchas pinturas ilustraron numerosos ejemplares de la novela las Sesiones del Hariri.

[2]​ Posteriormente, el arte de la miniatura se cultivó sobre todo en las regiones islámicas no propiamente árabes, como Persia y la India mongola.

Joven y pretendientes , Mashhad , Irán, 1556-1565.
Fresco de Qusair Amra .