Con apenas 17 años y ya declarado liberal, sostuvo las armas contra la invasión francesa del duque de Angulema que acabó con el segundo régimen constitucional en 1823.
Allí se familiarizó con la técnica pictórica y el detallismo al estilo de Murillo.
No recibía suficientes encargos en Sevilla para sostener a su familia,[3] por lo que, en 1831, se trasladó a Madrid junto con su amigo, el también pintor sevillano José Gutiérrez de la Vega, y allí concursó en la Academia de San Fernando, siendo nombrado académico de mérito.
[4] El artista, agradecido, pintó a sus amigos, poetas y pintores del Romanticismo.
Escribió sobre la pintura de historia (El Eco del Comercio, 1841) y sobre los nazarenos alemanes (El Corresponsal, 1842).