Conserva una importante colección de objetos históricos y artísticos centrada en la vida cotidiana y las costumbres del siglo XIX, con especial atención a la corriente estética del Romanticismo.[4] A la muerte de Fernando VII, en 1833, seguía en un segundo plano y no será hasta los años 40 cuando se imponga definitivamente.En otros países europeos, como Inglaterra, Francia o Alemania, la revolución burguesa experimentó un gran crecimiento durante el siglo XIX, pero España era todavía un país poco industrializado y junto al avance de la siderurgia o el ferrocarril convivía un amplio porcentaje de campesinos sin tierras.Sin embargo, a lo largo del siglo se produjo un proceso revolucionario que sustituyó el Antiguo Régimen por un nuevo sistema, el capitalismo, que conllevó una transformación de las bases económicas y sociales.[5] Fruto de esa transformación surgió una burguesía comercial, financiera e industrial, que deseaba afirmarse según su ideal y sus valores.[12][13] En 1927 el Estado compró el edificio como sede permanente del museo y en 1931 se creó el Patronato de las Fundaciones Vega-Inclán.En 2001, el Museo cerró al público con motivo de una nueva reforma en el edificio,[18] toda vez que sus instalaciones demandaban mejoras acordes con los criterios museográficos propios del siglo XXI.El arquitecto mantuvo algunos recuerdos barrocos en la composición de la fachada, con marcos ligeramente quebrados en el primer piso; predominan, sin embargo, la severidad y simetría propias del Neoclasicismo que triunfaba en esa época.El proyecto inicial presentaba un edificio de dos plantas, con un planteamiento simétrico en sus dos fachadas, aunque finalmente solo se construyó una planta baja y un primer piso, tal y como permanece actualmente.Su ordenamiento interior era prácticamente el mismo que se conserva hoy, salvo pequeñas diferencias; así, la simetría inicial de la fachada trasera había desaparecido y en la planta baja existían tres estancias y una escalera ya desaparecidas.[30] Este proyecto fue finalmente llevado a cabo entre 1978 y 1982 por Fernando Chueca Goitia.En el mismo, se busca la ampliación del edificio y la redistribución interior para ganar más espacio expositivo.Así, informa sobre cómo era la vida cotidiana de una determinada clase social: sus ideas, gustos, tendencias artísticas, creencias, educación u ocio, entre otros.Este organismo enriqueció el museo mediante un depósito que complementaba la colección inicial del marqués de forma notable.En el segundo tercio del siglo XIX afloran los valores o ideas del Romanticismo; así, en cuanto al paisaje, en el que se encuadra el orientalismo, destacan artistas como Carlos de Haes, Jenaro Pérez Villaamil, Luis Rigalt o José Elbo, y en cuanto al costumbrismo cuenta con amplia representación de artistas madrileños y andaluces.Otra pintura de cierta fama es un retrato del político Godoy pintado por Antonio Carnicero.Entre el resto de obras cuenta con complementos, como joyería o labores manuales femeninas.La técnica más empleada en las mismas es la litografía,[36] que permitió publicar gran cantidad de ilustraciones para libros y revistas.[41] A lo largo del siglo XIX el dibujo es considerado como género artístico y alcanza una identidad propia.