Francisco Rizi

[4]​ Su formación en el taller de Vicente Carducho, según trasmiten los testimonios literarios, y no en el de su padre, que en sus últimos años aparece ocupado en tareas ajenas a la pintura, se confirma por el estilo de sus primeras obras conocidas.

[8]​[9]​ Composición ordenada y pincelada centelleante son también notas características del gran cuadro de altar de la Virgen en gloria con san Felipe y san Francisco, lienzo pintado para los capuchinos de El Pardo, donde aún se conserva, firmado en 1650.

[15]​ Progresando al mismo tiempo como pintor al servicio de la Corona, en 1649 comenzó su colaboración en las tramoyas para las representaciones teatrales del Buen Retiro, de las que llegaría a ser director a la muerte de Baccio del Bianco, siendo en este orden, según Palomino, «grandísimo arquitecto y perspectivo».

[18]​ Partiendo del Buen Retiro, donde se abrió una nueva puerta con tres alegorías de virtudes y una gran estatua en la que se representaba la Alegría, la comitiva se encontraba en la fuente del Olivo del Prado con un Parnaso en el que nueve poetas españoles de todos los tiempos cantaban las virtudes de la reina acompañados por sus musas, representadas por doncellas vivas con instrumentos musicales, y en su recorrido hasta el viejo Alcázar atravesaba cuatro grandes arcos que representaban las cuatro partes del mundo —hasta donde alcanzaba el poder del rey— asociadas a los cuatro elementos.

[26]​ Como pintor de la catedral hizo el retrato póstumo del cardenal Mosocoso para la sala Capitular (1666) y se encargó junto con Juan Carreño de Miranda de las desaparecidas decoraciones murales y al fresco del Ochavo, o capilla del relicario, ejecutadas entre 1665 y 1671, y las parcialmente conservadas del camarín de la Virgen del Sagrario, concluidas en 1667 y por las que cobraron el 24 de mayo 4500 ducados.

[23]​ En solitario se hizo cargo en 1668 de la pintura del monumento de Semana Santa, que Palomino pondera por la invención de los motivos alusivos al misterio, pues Rizi, decía, fue «muy erudito, especialmente en letras humanas; y así sus obras, e inventivas fueron siempre muy bien fundadas».

[27]​ Concluidas en 1669, los pagos se alargaron hasta 1672 por algunas diferencias surgidas en la interpretación de los contratos.

[31]​ En junio de 1655 fue nombrado pintor del rey, aunque el título no iba a suponer de momento cambio alguno en su actividad, centrada, en su relación con la Corte, en los decorados para las funciones teatrales.

[36]​ Para la iglesia del Colegio Imperial, que ya contaba con algunas pinturas suyas, pintó entre 1674 y 1675 dos obras más de grandes proporciones: Cristo ante Caifás y Camino del Calvario, destinadas a uno de los más interesantes conjuntos barrocos de Madrid: la capilla del Santo Cristo, conservada con algunas alteraciones, en cuya decoración participaron también Dionisio Mantuano y Claudio Coello.

[37]​ Su frustración por los honores no alcanzados se pone de manifiesto en un memorial dirigido a la reina Mariana de Austria en 1673, en el que enumeraba sus trabajos para palacio como más antiguo pintor del rey y se dolía de que se le tuviera arrinconado, sin que se le encomendase obra y «sin poder mostrar su celo a todo lo que sea de su mayor gusto».

Compuesta por dos estancias, la capilla está ricamente decorada con falsas perspectivas, arquitecturas fingidas y abundancia de guirnaldas, flores y frutas, combinadas con elementos figurativos, significando el triunfo definitivo de las decoraciones ilusionistas.

Firmado y fechado en 1683, el lienzo de Rizi, conservado en el Museo Nacional del Prado, ofrece notable interés histórico como testimonio del último auto solemne de fe celebrado en Madrid en el siglo XVII, en el que fueron penitenciados 137 reos enviados desde todos los tribunales de España para darle mayor realce, diecinueve sentenciados a la hoguera en persona como judaizantes todos ellos excepto uno acusado de mahometizar, y otros 32 en efigie como fugitivos o por haber fallecido con anterioridad a la celebración del auto al que asistió desde un balcón de la Casa de la Panadería el rey Carlos II.

En sus últimos años, a la vez que continuaba trabajando para los jesuitas (según Palomino, la última obra que acabó fue un San Francisco de Borja para el ático del retablo de la Casa Profesa de Madrid), parece haber recuperado el favor real.

Discípulo y estrecho colaborador en algunas de las obras toledanas fue Escalante, prematuramente fallecido, a quien se podrían atribuir algunas de las obras asignadas a Rizi.

Isidoro Arredondo , El pintor Francisco Rizi , óleo sobre lienzo, 89,5 x 79 cm, Oviedo , Museo de Bellas Artes de Asturias (anteriormente considerado autorretrato de Juan Carreño de Miranda). [ 1 ]
La Anunciación , óleo sobre lienzo, 112 x 96 cm, Madrid, Museo del Prado . Trabajada con pincelada deshecha y rico sentido del color, es obra característica del estilo maduro del pintor.
Santa Águeda , óleo sobre lienzo, 184 x 108 cm, Madrid, Museo del Prado , en depósito en Oviedo , Museo de Bellas Artes de Asturias .
Decoración teatral , lápiz negro, pluma, tinta parda y aguadas de colores sobre papel verjurado grueso amarillento, hoja de 354 x 400 mm, Madrid, Biblioteca Nacional de España . Decoración teatral en torno a Apolo, con la inscripción « illvstrate et fovet ».
Adoración de los Reyes , óleo sobre lienzo, 168 x 147 cm, Toledo , Catedral . Firmado: «Franc us Rizzi F. /1645».
Bóveda de la iglesia de San Antonio de los Alemanes pintada en colaboración con Carreño y retocada años después por Luca Giordano . A Rizi habrían correspondido los elementos arquitectónicos y decorativos, encargándose Carreño de las figuras y lo historiado, aunque los dibujos preparatorios conservados indican que Rizi pudo participar también en la invención de los asuntos.
Capilla del Milagro en el Monasterio de las Descalzas Reales .
Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid , 1683, óleo sobre lienzo, 277 x 438 cm, Madrid, Museo del Prado .