Por todo ello, es muy posible que Isidoro hubiera nacido cuando la familia se encontraba ya en Sevilla.
[10] Los hermanos Leandro, Fulgencio, Florentina e Isidoro fueron llamados colectivamente como los Cuatro Santos de Cartagena.
[8] Leandro fue obispo de Sevilla desde tiempos del rey arriano Leovigildo y estuvo desterrado una temporada.
En primer lugar, los Versos, compuestos para figurar sobre las arcas de los libros, y las fuentes utilizadas en su obra.
En cuanto a textos religiosos, leyó sobre todo la Biblia, la liturgia de las horas y las lecturas que se hacían en las grandes fiestas del año litúrgico.
[6] No consta que Isidoro fuese monje, pero seguramente conocía la vida monástica porque escribió la obra Regula monachorum, dedicada a un monasterio honorianense.
Para ello, con la ayuda de Isidoro, convocó un concilio general, lo cual no tenía lugar desde 589.
[22] El académico español José Soto Chica explica lo siguiente sobre los temas que trata la obra:[23] El autor envió una parte de esta obra a Sisebuto, probablemente los diez primeros libros, llamándola Orígenes.
La obra también es referida como Orígenes por Braulio de Zaragoza en su correspondencia, pero este obispo emplea más veces el término Etimologías y la califica así cuando enumera las obras del hispalense en su Renotatio Isidori.
[24] La edición moderna de las Etimologías, realizada por el académico escocés Wallace Martin Lindsay en 1911, son dos volúmenes agrupados en veinte libros con un índice.
Este índice no existía originalmente, pero cada libro tenía un enunciado que pudo haber sido realizado por Braulio o por Isidoro.
[24] Su procedimiento más generalizado en esta obra es reproducir, literalmente o no, y sin citar al responsable, textos de otros autores.
Menciona a un gran número de poetas como Plauto, Terencio, Lucrecio, Ovidio o el hispano Marcial y a un reducido número de prosistas, como el ya citado Cicerón o Salustio.
[26] En las Etimologías, Isidoro de Sevilla explica que la Filosofía es dividida en tres partes: Física, Lógica y Ética.
[28] Como apunta Isidoro, en el mundo antiguo la Gramática era la ciencia para interpretar a poetas e historiadores.
En la edición del jesuita español Faustino Arévalo, recogida en la Patrologia Latina del sacerdote francés Jacques Paul Migne, es titulado Liber Numerorum qui in Sanctis Scripturis ocurrunt (Libro de los Números que aparecen en las Sagradas Escrituras).
Finalmente, en 627 hizo un resumen o epítome conocido como Chronicon recogido en los capítulos 38 y 39 del libro V de las Etimologías.
[40] La cifra es la misma que los seis días de la Creación según el Génesis y de las seis edades del hombre según la tradición antigua (primera infancia, infancia, adolescencia, juventud, madurez y vejez).
Desde la tercera edad, narra la historia de Egipto y Grecia, recurriendo incluso a fuentes paganas.
[40] Entre 657 y 667 san Ildefonso de Toledo escribió otro libro con notas biográficas con el mismo título.
[40] Según el académico jesuita español José Madoz Moleres, esta es una obra sobre los godos con breves apéndices sobre los vándalos y los suevos.
Tras narrar su historia hay un texto conocido como Recapitulatio o Laus Gothorum, que es un elogio de este pueblo.
También relata cómo cruzaron los Pirineos en el 409 para irrumpir en España causando muerte y devastación.
La entrada de los godos en la península ibérica pondría fin a los avances suevos y los recluyó en Galicia desde el 457.
Sin embargo dice que un predicador galo, Ayax o Alax, terminó por convertir en arrianos a los suevos.
Isidoro prefirió convencer a obligar, pero tampoco fue enérgico en rechazar la violencia que sobre los judíos se ejercía en este periodo.
Gregorio opinaba que los judíos debían ser considerados ciudadanos de pleno derecho y, aunque creía que la fe judía era errónea, era contrario de la conversión forzada apostando por lograr el cambio mediante la razón y la amable persuasión.
[51] Divide la música en tres partes: armónica (el tono), rítmica (fusión del sonido con la palabra) y métrica (las diferentes formas de verso).
Cerca ya de León, la embajada se internó en tierras pantanosas, sin que los caballos pudieran avanzar.
En el siglo XII Domingo Gundisalvo prestó una especial atención a la astronomía, la astrología y la medicina en la obra de san Isidoro.