«Estaba claro que en el nuevo colegio imperial la voz cantante iba a llevarla Galerio», ha subrayado también Luis Agustín García Moreno.
Mientras ardía el cadáver en la pira, un águila —liberada de una jaula— se elevó por las aires, lo que simbolizaba la ascensión del difunto al cielo.
[52][44][53][54][55][56] Casi al mismo tiempo estallaba una nueva rebelión en África donde las tropas proclamaban augusto a su general, el viejo Domicio Alejandro, un antiguo protegido de Maximiano.
[110][111][112][113][114][115][116] «Este último acuerdo suponía el completo triunfo del principio hereditario y dinástico, aun dentro de un esquema tetrárquico», ha subrayado Luis Agustín García Moreno.
Licinio «pretendía quizá atacar a aquel grupo que había recibido durante mucho tiempo el apoyo de su contrincante en Occidente», afirma Clauss.
[138] En Constantinopla «pasaría el emperador los últimos años de su vida, hasta su muerte en 337, absorbido en las arduas cuestiones de orden eclesiástico y teológico que planteaba el inquieto Oriente, mientras confiaba cada vez en mayor medida a sus hijos la administración y la defensa militar del Imperio», ha afirmado José Manuel Roldán,[139] en lo que también coincide Manfred Claus.
[148] Más tarde su hijo Constancio II mandó construir un mausoleo al lado de la Iglesia, separando templo y sepulcro.
[…] Constantino se tenía por elegido, destinado por el Decreto divino para desempeñar un papel providencial en la economía milenaria de la salvación».
Sin embargo, este mismo historiador considera que «las verdaderas razones del retraso debieron ser políticas: las funciones militares y judiciales de un emperador, obligado incesantemente a usar la espada, eran poco compatibles con una caridad cristiana que en esta época solía ser una doctrina de no violencia… Estar bautizado imponía ciertas restricciones».
[194] Juan María Laboa coincide con Veyne y aporta un nuevo argumento: «No quiso formar parte de la Iglesia mientras gobernaba, ya que en tal caso se hubiera convertido en un fiel más, quedando sometido a los obispos en la disciplina eclesiástica».
Era un paso crucial para un creyente y Eusebio no cuenta cómo, tras su bautismo, Constantino se negó a llevar la púrpura imperial, vistiendo sólo de blanco (VC IV.62-63)».
Al final se produjo un enorme fortalecimiento de los cultos cristianos, que Constantino había comprometido en la responsabilidad para con el Estado».
Se limitó a repetir en todos los documentos oficiales que el paganismo era una «superstición superficial» merecedora de desprecio, mientras consideraba al cristianismo como la «muy santa Ley» divina.
En el mismo invierno de 312-313 ordenó que les fueran devueltos sus bienes confiscados durante las persecuciones sin indemnizar a los nuevos propietarios y más adelante eximió a los clérigos de todo cargo y obligación pública para que pudieran dedicarse en exclusiva al servicio divino.
[289] Además, Constantino no persiguió a los paganos, mayoritarios en el Imperio, ni se propuso convertirlos, de modo que evitó así ponerlos en su contra y del cristianismo, asegurando la paz.
Constantino se limitará a repetir en todos los documentos oficiales que el paganismo es una «superstición superficial» merecedora de desprecio.
Pero ahora los cristianos de Persia podían ser identificados como aliados del antiguo enemigo y fueron por ello perseguidos.
[313] Siguiendo los pasos de Diocleciano, con Constantino la corte imperial, donde quiera que estuviese —de forma definitiva en Constantinopla, tras convertirse en emperador único—, se consolidó como el centro del poder político.
[328][329] «Los prefectos del pretorio se convirtieron en los funcionarios civiles más importantes, provistos de amplias competencias en el terreno administrativo, financiero y judicial...
[339] «La unificación, que exigiría un proceso de varios años, se realizó más bien por absorción del orden ecuestre en el senatorial...
Esta unificación... la pudo hacer Constantino gracias a una política generosa de concesión del rango senatorial», ha puntualizado Luis Agustín García Moreno.
[345] Por su parte Averil Cameron ha destacado que «la legislación constantiniana sobre cuestiones sexuales se ve marcada por una severidad extrema y recurre a castigos bárbaros o arcanos».
[375][179][376][377][378][379][380] Llevaría su nombre, como otros emperadores antes que él habían hecho, y le concedió honores especiales como el título de Nueva Roma o un Senado propio, aunque sus miembros solo pudieron denominarse clari, en lugar del de clarissimi reservado a los senadores romanos.
Puech concluye: «Eligiéndola como capital, Constantino, probablemente convertido al cristianismo desde 312, quería afirmar su poder en el antiguo territorio de su adversario, que había seguido siendo pagano».
[396] Un punto de vista que comparten Pilar Fernández Uriel,[397] Luis Agustín García Moreno[398] y Manfred Clauss.
[137] En cuanto al frente del Danubio, son poco conocidas las guerras que mantuvo Constantino contra godos y sármatas.
[144][417] Pero cuando en la primavera de 337 preparaba una gran campaña militar contra Sapor Constantino enfermó y murió poco después, dejando el problema sin resolver.
[421] José Manuel Roldán coincide con Veyne y con Potter: la conversión de Constantino al cristianismo fue «el acontecimiento capital que iba a cambiar la faz del mundo antiguo».
[...] El paganismo fue diluyéndose por decrépito y los nuevos ritos orientales, que hubieran podido sustituirlo, no consiguieron la fuerza suficiente.
Sólo el cristianismo manifestó la creatividad, la pasión, la suficiente entrega al ideal y a la universalidad, factores singularmente eficaces para su triunfo final».